El mismo texto advierte que tampoco los pacientes asmáticos presentan un empeoramiento en su cantidad de mucosidad.

La leche y los mitos sobre la mucosidad

Por ejemplo, la leche es acusada de provocar obesidad durante la infancia o de provocar mucosidad. Sobre este último mito queremos ahondar en esta publicación.

1 marzo 2024

El mismo texto advierte que tampoco los pacientes asmáticos presentan un empeoramiento en su cantidad de mucosidad.
El mismo texto advierte que tampoco los pacientes asmáticos presentan un empeoramiento en su cantidad de mucosidad.

Determinados alimentos como la leche han sufrido en las últimas décadas campañas de desprestigio para reducir su popularidad. Estos mitos dañan los beneficios reales y probados que estos alimentos suponen para el organismo. Por ejemplo, la leche es acusada de provocar obesidad durante la infancia o de provocar mucosidad. Sobre este último mito queremos ahondar en esta publicación para desmentir lo que la ciencia ha comprobado. 

Los mitos sobre la leche 

La leche forma parte de las indicaciones para mantener una dieta equilibrada y por ello ha sido atacada con diferentes atribuciones falsas, especialmente en lo referente a efectos perjudiciales por consumo. Sin embargo, en los últimos tiempos, los mitos y bulos alrededor del sector lácteo han proliferado para afectar a su prestigio y mermar su presencia en el mercado. Estos mitos han sido desmentidos por instituciones y expertos hasta el punto de que algunas de ellas están prohibidas por ley. 

Por ejemplo, la ley señala que está totalmente prohibido afirmar que la leche contiene antibióticos y hormonas. Tanto la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria como sus homólogos españoles vigilan mediante controles la calidad del producto antes de llegar a la fábrica, donde los propios fabricantes y productos también la testean. Además, está totalmente prohibido el uso de sustancias que tengan por objetivo acelerar el crecimiento y aumentar la producción de leche. Los resultados de estos controles son publicados periódicamente y se encuentran disponibles para consulta. 

En la línea de otros muchos bulos muy frecuentes en la actualidad, se ha vinculado el consumo de leche con el autismo. Hasta el momento, ningún dato ni estudio realizado confirma la más mínima asociación entre el consumo de leche o lácteos con el riesgo de desarrollar ningún rasgo el trastorno del espectro autista (TEA). Del mismo modo y en línea con los mitos alarmistas, la leche es falsamente relacionada con el aumento de riesgo de sufrir cáncer. Sin embargo, los estudios han probado que el riesgo es exactamente el mismo entre consumidores y no consumidores de leche. Lo recomendable, eso sí, es fomentar el consumo de alimentos con menos grasa. 

La leche y la mucosidad 

La leyenda alrededor de que la leche provoca mucosidad o un aumento en la producción de moco es de las más antiguas en lo que a falsedades sobre este alimento se refiere. Tanto es así, que en 1990 un estudio publicado por la revista American Review of Respiratory Disease se involucró en desmentir este mito con pruebas y datos. Para ello, suministró el virus del resfriado común a un grupo de voluntarios, al cual se le alentó para tomar leche de vaca. En las conclusiones y resultados no se apreció ningún rastro de mayor mucosidad ni un aumento de este aspecto. Sin embargo, el grupo de infectados sí presentó una reducción en la tos. 

Otro de estos trabajos que contradice el mito es el publicado por Journal of the American College of Nutrition, que es en realidad una revisión de las investigaciones ejecutadas sobre la relación de leche y mucosidad. La conclusión más llamativa es que las personas que creen que la leche aumenta su mucosidad sí reportan una mayor sensación de cargación y secreción cuando están resfriados. Sin embargo, los resultados científicos muestran que la cantidad de mocos es la misma con o sin consumo de leche. Como complemento, se repitió este experimento con leche sin lactosa, ante la duda de que la lactosa fuese un elemento diferencial. Los resultados se mantuvieron. El resultado confirmaba que la mezcla de saliva y leche podía generar la falsa sensación de mayor mucosidad. 

¿Qué hay de real en el mito de la mucosidad y la leche? 

El estudio más reciente, con fecha de 2018, centra el ámbito de la relación entre mayor mucosidad y consumo de leche en el ámbito pediátrico. Reconoce que ni la cantidad ni la sensación de mucosidad se relaciona con nada parecido a un aumento real de esta dolencia o síntoma, tampoco durante episodios de resfriado. Lo que sí reconoce es un cambio en la composición o las características del moco. Sin embargo, esto no supone un mayor peligro para la salud ni una cuestión de calado. 

El mismo texto advierte que tampoco los pacientes asmáticos presentan un empeoramiento en su cantidad de mucosidad y, ante la falta de evidencia, se aconseja no retirar el consumo de lácteos, especialmente durante la infancia. La restricción de su consumo en la dieta de los niños puede suponer efectos perjudiciales a largo plazo. 

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