¿Qué es la lactosa?

La lactosa es conocida como “el azúcar de la leche” y es un disacárido, es decir, un azúcar compuesto por dos monosacáridos: la glucosa y la galactosa.

Publicado el: 4 julio 2025

La lactosa es un tipo de carbohidrato natural que se encuentra principalmente en la leche de los mamíferos y en muchos de sus derivados. Se la conoce como “el azúcar de la leche” y es un disacárido, es decir, un azúcar compuesto por dos monosacáridos: la glucosa y la galactosa. En términos simples, la lactosa es la responsable de aportar un sabor ligeramente dulce a la leche y sus productos derivados. 

Aunque la mayoría de las personas pueden digerirla sin problemas, muchas otras tienen dificultades para procesarla correctamente. Esto se debe a una deficiencia o falta de una enzima llamada lactasa, que es la encargada de descomponer la lactosa en sus dos componentes más simples, que son absorbidos por el organismo para generar energía. Sin esta enzima, la lactosa no se descompone adecuadamente y puede causar diversos malestares digestivos. 

 

La lactosa en nuestro organismo

 

En los primeros años de vida de un ser humano, la lactosa juega un papel crucial en el desarrollo de los bebés. La lactosa es una de las principales fuentes de energía y proporciona hasta el 50% de la energía que un recién nacido necesita para crecer y desarrollarse.  

La leche materna es la fuente primaria de lactosa durante este período, ya que la lactosa es fácilmente digerible para los infantes debido a la alta producción de lactasa en su sistema digestivo. Sin embargo, a medida que los niños crecen, la producción de lactasa disminuye progresivamente. En muchos casos, esto comienza a ocurrir durante la última etapa de la infancia, pero es más evidente en la adolescencia o la adultez temprana. Este proceso es completamente natural y está relacionado con el cese de la lactancia, momento en que los humanos ya no necesitan obtener energía de la leche. 

En aquellas personas adultas que siguen produciendo lactasa, la digestión de lactosa no representa ningún problema. De hecho, la descomposición de la lactosa en el intestino favorece el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas, como las bifidobacterias, que son fundamentales para mantener una flora intestinal saludable. Otra función importante es su papel en el fortalecimiento del sistema inmunológico.  

 

Intolerancia a la lactosa, un poco de su historia

 

Curiosamente, la intolerancia a la lactosa no siempre ha sido un problema para los seres humanos. Hace unos 10.000 años, tener esta intolerancia era común entre la mayoría de las poblaciones humanas, ya que la leche y sus derivados no formaban parte de su dieta habitual. Sin embargo, la historia cambió cuando se produjo una mutación genética en algunas poblaciones, particularmente en Europa, que permitió la producción continua de lactasa en la edad adulta. 

Esta mutación facilitó la digestión de la leche y fue asociada con el auge de la ganadería, ya que, en tiempos de escasez de alimentos, las poblaciones ganaderas podían obtener un poco de energía extra de la leche. Así, en áreas donde la ganadería fue parte integral de la vida cotidiana, como en Europa, la capacidad de digerir la leche se volvió más prevalente. 

Por otro lado, en regiones donde la ganadería no fue una tradición cultural, como en muchas partes de África, Asia y América, la intolerancia a la lactosa sigue siendo muy común. En contraste, en países del norte de Europa, donde la ganadería estuvo muy extendida, hasta el 95% de la población puede digerir la lactosa sin problemas. 

 

Una dieta sin lácteos

 

Para las personas con intolerancia a la lactosa, seguir una dieta sin lácteos es esencial para evitar molestias y posibles reacciones adversas. Esta dieta implica la eliminación de alimentos como la leche, el queso, el yogur, la mantequilla y todos aquellos productos procesados que puedan contener derivados lácteos ocultos, como algunos panes, galletas o salsas. Es fundamental leer las etiquetas con atención para evitar consumir lactosa sin saberlo. 

Los lácteos son una fuente importante de nutrientes esenciales como el calcio, la vitamina D y las proteínas y las personas que deben evitarlos pueden obtener estos nutrientes de otras fuentes.  

Por ejemplo, las bebidas vegetales fortificadas (como las de almendra, avena o soja) son una excelente alternativa para el calcio y la vitamina D. Los frutos secos, las legumbres y ciertos pescados como el salmón también son ricos en proteínas y grasas saludables. 

En algunos casos, los suplementos nutricionales pueden ser necesarios para evitar deficiencias si se elimina por completo la lactosa de la dieta. Consultar con un dietista o especialista en nutrición es fundamental para asegurarse de que se mantienen los niveles adecuados de nutrientes esenciales.   

 

Tipos de intolerancia a la lactosa

 

La deficiencia de lactasa en los seres humanos puede manifestarse de diferentes maneras y en distintos momentos de la vida. Existen tres tipos principales de intolerancia a la lactosa: 

 

  • Intolerancia primaria o racial: Es la forma más común y ocurre de manera gradual a medida que una persona se va haciendo más mayor. Con el tiempo, los niveles de lactasa van disminuyendo en el intestino. Por lo general, los síntomas empiezan a aparecer en la adolescencia o la adultez temprana. 

 

  • Intolerancia secundaria o adquirida: Este tipo se desarrolla debido a una afección o daño en el intestino delgado que interfiere con la producción de lactasa. Algunas enfermedades como ser celíaco, la enfermedad de Crohn o ciertas infecciones intestinales pueden causar una reducción temporal en la capacidad del cuerpo para digerir la lactosa. 

 

  • Intolerancia congénita: Se trata de una condición rara y grave que está presente en el cuerpo desde el nacimiento. Los recién nacidos que padecen este tipo de intolerancia no producen nada de lactasa, lo que les impide digerir la lactosa de la leche materna. En estos casos, es necesario recurrir a fórmulas especiales sin lactosa para alimentar al bebé. 

 

En resumen, la lactosa es un carbohidrato natural que juega un papel importante en la nutrición humana, especialmente en la infancia. Sin embargo, debido a la variabilidad en la producción de lactasa, algunas personas pueden experimentar dificultades para digerirla, lo que lleva a la intolerancia a la lactosa. Entender cómo funciona la lactosa en el cuerpo es fundamental para tomar decisiones informadas sobre la dieta y la salud digestiva. 

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