La salsa blanca o velouté es una de las salsas madre de la gastronomía y forma la base de muchas preparaciones culinarias. El concepto salsa madre fue acuñado por el francés Antonin Carême, conocido como el rey de los chefs y estudioso de las salsas y sus aplicaciones en la cocina francesa.
La sauce mère es el hilo conductor de muchas elaboraciones e incluso, en muchos casos, un elemento indispensable. Existen seis salsas madre, de las que derivan un número indefinido de salsas. Estas son: salsa bechamel, salsa española, salsa holandesa, salsa mayonesa, salsa pomodoro y salsa velouté.
La salsa blanca parte de una salsa bechamel, pero no debe confundirse con ella, ya que existen diferencias en su preparación. En esta receta de Mundo Lácteo añadimos queso a la salsa blanca, convirtiéndola en el acompañamiento perfecto para pastas o para gratinar verduras, carnes o pescados.
Contenidos
Lista de ingredientes
- 350 g de pasta
- 50 g de mantequilla
- 500 ml de leche entera
- 50 g de harina de trigo tamizada
- 100 g de queso parmesano rallado
- Sal
- Pimienta negra
- Nuez moscada
Utensilios necesarios
- Dos ollas grandes
- Escurridor
- Un cazo
- Una taza
- Cuchara de madera
- Batidora de mano
Receta de salsa blanca de queso, paso a paso
- Hervir agua en una olla grande con sal.
- Cocinar la pasta hasta que esté al dente evitando que se pegue.
- Escurrir la pasta y reservar un poco de agua de la cocción para terminar el plato.
- Derretir la mantequilla en una olla a fuego medio-bajo. Hay que tener mucho cuidado en este paso, para evitar que hierva la mantequilla y se queme.
- Agregar la leche entera a un cazo y calentarla a fuego medio. Retirar el cazo antes de que la leche rompa a hervir.
- Una vez que la mantequilla se haya derretido, hay que incorporar la harina de trigo tamizada para crear la roux.
- Es importante agregar la harina poco a poco, removiendo de forma constante para que no se formen grumos y la roux tenga una textura consistente y homogénea.
- Añadir gradualmente a la roux la leche caliente sin dejar de remover.
- Continuar cocinando a fuego lento hasta que la salsa espese.
- Incorporar el queso rallado a la olla removiendo hasta que se derrita.
- Remover constantemente la salsa para evitar que se formen grumos.
- Dejar que se integren bien todos los ingredientes en la salsa un par de minutos.
- Añadir la sal, la pimienta negra y, si se quiere, la nuez moscada.
- Volcar la pasta cocida a la olla con la salsa blanca de queso.
- Remover para que la salsa blanca de queso se mezcle bien con la pasta.
- Se puede añadir un poco del agua de la cocción de la pasta y terminar de cocinar a fuego medio-bajo.
- Dejar reposar durante unos minutos antes de servir para que la salsa espese de nuevo.
¿Cómo conseguir una salsa blanca de queso perfecta?
Siguiendo estos consejos y recomendaciones será más fácil preparar la salsa blanca de queso perfecta.
- Controlar la temperatura: mantener el fuego medio-bajo durante toda la preparación para evitar que la salsa se queme o no ligue bien.
- Agregar la leche poco a poco: verter la leche caliente en pequeñas cantidades es muy importante para ligar la mezcla.
- Remover constantemente: paso clave para mantener la mezcla homogénea y suave y evitar que se formen grumos. Es recomendable hacerlo con una cuchara de madera.
- Punto de cocción: no dejar que la salsa hierva, ya que esto podría afectar su textura. Cocinar la pasta al dente para que tenga una textura firme al morder y evitar que se vuelva demasiado blanda para mezclarla con la salsa.
- Proporciones: si la salsa se espesa demasiado, añadir más leche poco a poco hasta obtener la textura deseada.
- Ingredientes: optar por mantequilla de buena calidad y queso parmesano recién rallado para lograr el mejor sabor y textura. Las pastas más anchas, como fettuccine o tagliatelle, son las más adecuadas, ya que tienen mayor capacidad para retener la salsa.
¿Para qué se utiliza la salsa blanca?
La salsa blanca de queso es muy versátil y combina muy bien con una gran variedad de ingredientes, por lo que se puede agregar a múltiples platos.
- Pasta: ideal para acompañar todo tipo de pasta por su sabor y textura cremosa.
- Lasañas: la salsa blanca se emplea como base en las lasañas.
- Sopas y cremas de verduras: la salsa blanca es una buena base para preparar estos platos de cuchara.
- Carnes y pescados: funciona como acompañamiento cremoso para platos de carnes o pescados.
- Recetas al horno: perfecta para gratinados, aportando una capa cremosa y sabrosa.
¿Cuál es la diferencia entre la salsa blanca y la salsa bechamel?
La salsa blanca es una de las salsas madre y comparte su preparación principal con la salsa bechamel, la roux. Ambas se elaboran con mantequilla, harina y leche, pero la diferencia principal radica en los ingredientes adicionales.
En la salsa bechamel, además de los ingredientes básicos, se suelen añadir nuez moscada y, a veces, cebolla. La salsa blanca, en este caso de queso, se diferencia por la adición de queso rallado, lo que le da una textura más cremosa, además de un sabor pronunciado a queso.
A esta salsa blanca de queso se le conoce también con el nombre de salsa mornay.