Madre dando el pecho a su bebé.

Leche materna vs leche de fórmula

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bebés se alimenten exclusivamente de leche materna durante los seis primeros meses de vida.

4 enero 2022

Madre dando el pecho a su bebé.
A pesar de que los expertos recomienden alimentar a un recién nacido con leche materna, existen otras opciones saludables.

Alimentar a un recién nacido con leche materna o bien optar por la leche de fórmula es una decisión importante que debe ser tomada de forma responsable y con la máxima información posible. Aunque los expertos recomiendan elegir la lactancia materna, existen opciones saludables y de gran calidad con leche de fórmula para alimentar de manera adecuada a un bebé. Te explicamos cuáles son y las diferencias entre Leche materna vs leche de fórmula.

Diferencias entre leche materna y leche de fórmula. Cómo es la leche materna

La lactancia materna es un proceso de vital importancia en la vida y desarrollo de un bebé. Alimentar al recién nacido con la leche materna proporciona una gran experiencia de vinculación con la madre. Según organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la leche materna puede ser efectiva para protegerse de infecciones, prevenir alergias o defenderse de afecciones crónicas. Por ello, la OMS recomienda que los bebés se alimenten exclusivamente de leche materna durante los seis primeros meses de vida y que ésta se use como complemento en la alimentación hasta los dos años “siempre y cuando la madre pueda amamantar y siempre que dispongan de buena información, del apoyo de su familia y del sistema de atención de salud”.

La composición de la leche materna combina cantidades adecuadas de hidratos de carbono, proteínas, grasas, minerales, vitaminas, enzimas digestivas, hormonas y anticuerpos… Y recientes estudios señalan además que puede tener hasta 700 microorganismos. 

Si nos paramos con más detenimiento en los componentes de la leche materna veremos que cuenta con células vivas como glóbulos blancos, que refuerzan el sistema inmunitario; más de 1.000 proteínas que ayudan al crecimiento del bebé; aminoácidos y azúcares complejos, como oligosacáridos, que actúan como prebióticos y reducen el riesgo de infecciones. La leche materna también contiene más de 40 enzimas que ayudan al sistema digestivo e inmunitario del bebé; vitaminas y minerales; anticuerpos que neutralizan virus y bacterias o ácidos grasos de cadena larga que tienen un papel fundamental en el desarrollo del sistema nervioso del bebé.

Tipos de leche materna

La leche materna es, por tanto, una fuente de nutrientes importante para el crecimiento del bebé, pero no siempre es igual. Su aspecto y composición varía a lo largo de los meses, para adaptarse a las necesidades nutricionales que el bebé 

Calostro

La primera leche que producen las madres lactantes en las primeras horas tras el parto se denomina “calostro”. Es densa, viscosa, de un color que tiende al amarillo-anaranjado. El calostro contiene niveles elevados de anticuerpos y glóbulos blancos es rico en vitaminas y minerales. De hecho, tiene un mayor porcentaje de vitaminas que la leche que las madres producen en las semanas siguientes. Esta composición es clave en la protección del recién nacido frente a infecciones y bacterias y en la protección natural del sistema gastrointestinal del recién nacido.

Leche de transición y leche madura

Después del calostro viene la leche de transición que las madres producen entre los días 5 y 14 de vida del bebé para dar paso finalmente a la leche madura cuando el bebé llega a las 4 semanas. En este tipo de leche los nutrientes y los niveles de ingredientes suelen permanecer bastante constantes.

El bebé tiene la capacidad de regular la composición de la leche y adaptarla a sus necesidades. Así es como la leche va cambiando sus propiedades a lo largo de las tomas, de modo que es más aguada al principio y más rica en grasa al final. 

Cómo es la leche de fórmula

Leche materna vs leche de fórmula

La leche infantil para bebés que se comercializa hoy en día en el mercado es una alternativa a la leche materna para aquellas madres que no pueden o no desean alimentar a su bebé con su propia leche.

La leche de fórmula trata de reproducir las propiedades de la leche materna y para ello utiliza una combinación de proteínas, azúcares, grasas y vitaminas. El farmacéutico Henri Nestlé fue el pionero en inventar una leche de fórmula elaborada a base de leche de vaca deshidratada y cereales. Se trataba de una leche fácil de digerir por los bebés al eliminar de ella el almidón y el ácido de la harina.

La leche de fórmula del mercado actual más habitual se elabora con leche de vaca desnatada y procesada, con emulsionantes y estabilizadores para mezclar los aceites y el agua al preparar la toma. Los ingredientes pueden variar en función de la marca pero por lo general siempre llevan lactosa y otros azúcares, aceites vegetales, ácidos grasos, vitaminas y minerales de origen vegetal y animal, enzimas y aminoácidos y, en algunos casos, probióticos

La leche de vaca suele ser la base de la mayor parte de las leches de fórmula pero se tratan para hacerlas más digeribles para los bebés por medio del calor y otros procesos. Entre las prácticas más habituales está añadir más lactosa para igualar la concentración a la presente en la leche materna; reducir la grasa láctea para reemplazarla por aceites vegetales y otras grasas más digeribles para el bebé y mejores para su crecimiento.

Las leches de fórmula que se venden en el mercado actual deben cumplir con los estándares definidos por la legislación internacional. Además, desde 2020 la legislación establece que las leches de fórmula infantiles y de continuación deben cumplir las normas que estipulan la adición obligatoria del ácido docosahexaenoico (DHA) y de ácidos grasos omega-3 en concentraciones 2-3 veces más altas que las que se suelen hallar en la leche humana.

Existen diferentes tipos de leche dentro de la propia leche de fórmula. En función de la edad del bebé, pueden ser de inicio, que cubren los primeros seis meses de vida, o de continuación, desde los 6 meses hasta los 3 años. Además, existen leches de fórmula adaptadas, las más parecidas por su composición a la leche materna, y especiales para menores con alguna patología.

Los beneficios de la leche materna y de la leche de fórmula

La recomendación general de la OMS y de los pediatras es alimentar a los bebés de hasta 6 meses exclusivamente con leche materna, siempre y cuando no existan problemas de salud que la desaconsejen. Pero tanto la leche materna como la lactancia con leche de fórmula tienen ventajas, en muchos casos diferentes.

Entre las principales ventajas o beneficios de la leche materna están en su capacidad para adaptarse totalmente a las necesidades nutricionales del bebé al ser más compleja que la leche de fórmula. 

La leche materna no necesita preparación y está siempre a mano mientras que la leche de fórmula sí necesita cierto proceso de organización para lavar, desinfectar, hervir agua y preparar biberones, además de llevarlos siempre que el bebé sale de casa. 

Alimentar a un bebé con leche materna también es más barato. 

La leche de fórmula, aunque es muy completa, carece de algunos nutrientes que puede contener la leche materna y, en algunos casos, puede producir más gases o estreñimiento en el lactante que la leche materna. 

Diversos estudios demuestran que las madres que amamantan a sus hijos se recuperan más fácilmente del parto y que tienen menos tendencia a desarrollar cáncer de mama que las no lactantes.

Ventajas de la leche de fórmula

Por su parte, la leche de fórmula permite la lactancia participativa ya que el bebé no solo depende de la madre para alimentarse y otro progenitor u otra persona puede alimentarlo con biberón. 

Además, supone una mayor libertad para la madre, ya que no tiene que adaptar su alimentación a la del bebé durante el período de lactancia. 

Las madres que no dan de mamar a sus bebés pueden recibir medicación en caso de enfermedad sin afectar a la alimentación y el desarrollo del niño o la niña. Los bebés que toman leche de fórmula necesitan alimentarse con menos frecuencia que los que lo hacen con leche materna ya que es menos fácil de digerir. 

Para finalizar es importante recordar en qué casos o situaciones es imprescindible recurrir a la lactancia con leche de fórmula. Por ejemplo, en mujeres a las que la lactación les resulta muy dolorosa, si toman medicación incompatible con la lactancia, en caso de que no dispongan de leche suficiente para la alimentación del recién nacido o en caso de bebés prematuros y otros recién nacidos con reflejo de succión débil.

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