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El Gobierno de Reino Unido formula el plan Powering Up Britain para emplear bloqueadores de metano en ganaderías a partir de 2025, ya que solo los bovinos son responsables del 14% de las emisiones por causa humana de gases de efecto invernadero en el país. Esto preocupa al Gobierno británico porque tiene registrados más de 9 millones de vacas y terneros en su territorio.
Los supresores de metano de alta eficacia son una de las soluciones planteadas dentro de esta estrategia, que busca el crecimiento neto cero, es decir, generando un saldo 0 de contaminación. La obligación a ganaderos de introducir supresores de metano se confirmará cuando se compruebe la eficacia real de este tipo de productos.
“Este documento incluye la ambición de ordenar la introducción de productos con seguridad y eficacia probadas en los piensos compuestos para el ganado tan pronto como sea prácticamente posible en Inglaterra”, asegura el documento emitido por el Gobierno británico, en el que afirman que los bloqueadores de metano se desplegarán cuanto antes, aunque de manera escalonada.
La inclusión de la ganadería en esta estrategia climática fue una petición solicitada por las propias personas que explotan estas productoras. La idea surgió a raíz de una consulta iniciada en agosto acerca de cómo los nuevos tipos de piensos pueden reducir las emisiones de metano procedentes del tracto digestivo de los animales.
Pese a lo que pueda creerse, la mayor parte del metano con origen en la ganadería, especialmente la bovina, procede de “la parte delantera, en lugar de la trasera”, como asegura Tom Bradshaw, vicepresidente de la Unión Nacional de Agricultores (NFU). Es decir, los eructos de las vacas son el problema. “No creo que sepamos aún lo suficiente sobre el impacto que tendrán en la eficiencia de la dieta, pero es algo que tenemos que investigar para intentar reducir las emisiones de metano», afirmó Bradshaw.
Un estudio elaborado por la Universidad de Penn abrió la línea de investigación sobre cómo la alimentación del ganado podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En concreto, una de sus investigaciones demostró que alimentar al ganado bovino con algas marinas reduce el metano eructado. El problema, según expusieron, es que el sabor resulta desagradable a los animales.
La Universidad Estatal de Washington está testando excrementos de bebé canguro como aditivo para alimentar ganado, ya que las heces de este animal provocaron que las vacas produjesen ácido acético en lugar de metano. A diferencia del gas de efecto invernadero, este ácido no se emite como flatulencia o eructo y beneficia a la musculatura del animal. Los resultados, de momento, son en laboratorio y no en terreno real.
Genética para emitir menos gases de efecto invernadero
La genética fue la solución que encontraron las ganaderías en Nueva Zelanda para producir reduciendo su emisión de gases de efecto invernadero. En la isla, hay 6 ovejas por cada persona y desde 2012 se ejecuta la crianza selectiva gracias a técnicas de edición de genes. Gracias a ello, las ovejas neozelandesas producen menos metano y el Gobierno del país kiwi incrementó los impuestos a aquellas ganaderías que mantuvieran ganado ovino de altas emisiones.
La Universidad Politécnica de Madrid está participando en un proyecto que comprueba cómo un pienso a base de semillas de lino, combinado con la crianza selectiva de vacas lecheras, puede reducir las emisiones de metano un 20%.