vaso de leche

Leche fresca o leche normal: ¿cuáles son las diferencias?

En los últimos años ha aumentado el consumo de leche fresca. Pero, ¿realmente es más saludable? ¿En qué se diferencia de la leche normal?

Publicado el: 6 julio 2022

vaso de leche

La leche es, debido a su alta densidad nutricional, uno de los alimentos más completos. Su consumo de forma regular contribuye al bienestar general, al ser una fuente de calcio, proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales que son fundamentales para la salud ósea y la función muscular. Además, por su contenido en lípidos saludables y carbohidratos, la leche es una fuente de energía equilibrada que favorece el rendimiento físico y mental.

Por este motivo, la leche se ha convertido en un pilar fundamental en la alimentación diaria de muchas personas, tanto niños como adultos. Tanto es así, que hoy en día los lineales de los supermercados cuentan con una amplia gama de leches, con el objetivo de satisfacer las necesidades específicas de cada consumidor. En este sentido, es habitual que surjan dudas sobre qué tipo de leche elegir y su impacto en la salud.

Podemos encontrar diferentes alternativas que responden a la creciente demanda de los consumidores que valoran, cada vez más, productos lo más naturales posible. En los últimos años, hemos vivido un regreso a lo tradicional, lo que favorece el desarrollo de una tendencia que valora la leche tal y como la tomábamos de pequeños, con un sabor más puro y auténtico.

En este contexto, la leche fresca se ha convertido en una opción cada vez más demandada. Pero ¿realmente es más recomendable que la leche normal? ¿En qué se distinguen? En este post de Mundo Lácteo encontrarás las claves para saber cuál elegir.

Diferencias entre leche fresca y leche normal

Posiblemente te hayas fijado en que en el supermercado puedes encontrar leche en dos lugares diferentes: en las estanterías a temperatura ambiente o bien en la nevera. Ahí radica la principal diferencia entre ambos tipos de leche. La primera es la que solemos conocer como leche normal o leche UHT, mientras que la que necesita frío para su conservación, es leche fresca y que, por tanto, debe ser consumida en un periodo de tiempo más corto.

Para comprender en detalle qué diferencias existen entre la leche normal y la leche fresca y, por tanto, cuál es la más aconsejable, será necesario profundizar en otros aspectos, como los tratamientos térmicos que reciben ambas leches para que sean aptas para su consumo.

Proceso de pasteurización de la leche fresca

La leche fresca antes de ser comercializada debe ser pasteurizada. Para ello, la leche cruda se somete a una temperatura específica, generalmente entre 63°C y 72°C durante 15 – 20 segundos.

De este modo, se reduce significativamente la carga microbiana que puede llegar a ser dañina, incluyendo bacterias patógenas como salmonella o listeria. Sin embargo, con este proceso no se eliminan completamente todos los microorganismos, así que, para impedir su desarrollo, la leche fresca debe conservarse en frío, aunque no se abra el envase, a unos 4°C. De ahí que este tipo de leche se venda refrigerada.

Otro aspecto a tener en cuenta es que la pasteurización no afecta a las propiedades nutritivas de la leche, ni a su sabor, a la vez que se conserva parte de su flora natural.

Después del tratamiento de pasteurización, la leche fresca es envasada en recipientes esterilizados, generalmente botellas transparentes, para que se vea el contenido, y en un ambiente controlado para evitar cualquier contaminación.

Proceso de esterilización de la leche UHT

La esterilización es un tratamiento térmico más fuerte que la pasteurización, ya que la leche cruda es sometida a altas temperaturas (Ultra High Temperature o UHT): entre 135 °C -150 °C durante unos 2 – 5 segundos. Este paso es clave para eliminar todas las bacterias y microorganismos presentes en la leche.

A continuación, la leche se enfría rápidamente con el objetivo de evitar que se alteren sus propiedades y su sabor y se envasa en condiciones asépticas en envases esterilizados, ya sean briks o botellas.

Este proceso permite que la leche se pueda almacenar a temperatura ambiente manteniendo su calidad y seguridad por un periodo más largo, que suele extenderse entre los 3 y los 6 meses.

Propiedades nutricionales

Durante el proceso de pasteurización de la leche fresca, prácticamente no se producen cambios en la densidad nutricional de la leche. En cambio, el tratamiento UHT es más intenso por lo que algunas vitaminas, sobre todo las del grupo B, pueden verse reducidas. De ahí que la mayoría de las marcas enriquezcan la leche UHT volviendo a introducir vitaminas y, en ocasiones, minerales.

Mujer bebiendo un vaso de leche.

Además, ambas contienen la misma cantidad de proteínas, materia grasa y lactosa. Por lo que podemos afirmar que, desde el punto de vista nutricional, no existen grandes diferencias entre la leche fresca y la leche normal.

Fecha de caducidad

La leche, sea del tipo que sea, es un producto con una fecha de caducidad temprana. Por eso, es necesario tener en cuenta ciertos aspectos relacionados con su conservación, que dependerán en gran medida del tratamiento térmico que haya recibido.

En cuanto a la leche fresca, es aconsejable consumirla en un plazo aproximado de 3 a 7 días, y siempre debe ser conservada en frío. Como hemos visto, durante el proceso de pasteurización se calienta la leche a una temperatura suficiente como para matar bacterias, pero no esteriliza completamente el producto. Quedan algunas bacterias que con el tiempo pueden multiplicarse, especialmente si se rompe la cadena de frío, reduciendo de este modo su vida útil.

Por otra parte, la leche esterilizada o UHT es la única leche del mercado que puede aguantar varios meses almacenada en un lugar fresco y seco a temperatura ambiente. Una vez abierto el envase, la leche estará más expuesta a microorganismos presentes en el ambiente, por lo que lo recomendable es consumirla en un plazo de 3 y 4 días y guardarla en la nevera, puesto que el frío ralentizará el crecimiento de estos microorganismos.

En todo caso, si tienes dudas sobre si la leche está en buen estado o no, lo primero será verter una pequeña cantidad en un vaso de cristal transparente y fijarse en su aspecto. Si aparecen grumos o su textura no es del todo homogénea, lo mejor será desecharla.

Otra señal de que la leche ha comenzado a deteriorarse es su olor. Si este es desagradable y fuerte, seguramente ya no sea apta para su consumo. Al igual que si su sabor pasa a ser ácido o agrio.

Sabor de la leche fresca vs leche normal

Uno de los motivos por el cual la leche fresca ha vuelto a ponerse de moda es su sabor, más intenso, cercano al sabor de la leche cruda y que a algunas personas le recuerda a su infancia.

El sabor de la leche UHT a menudo es descrito como más suave, plano y con algunas notas dulces, aunque dependerá en gran medida de la cantidad de materia grasa que contenga. En concreto, la leche entera tiene un toque dulce y mantiene, en parte, el sabor natural de la leche.

La leche semidesnatada tiene una dulzura un poco más suave y su textura es más ligera, mientras que el sabor de la leche desnatada no es tan rico y su textura es más acuosa.

Precio

La leche fresca suele ser un poco más cara que la leche UHT. Esto se debe a que el proceso de producción de la leche fresca requiere unos plazos de tiempo más cortos y, además, su producción en cuanto a la cantidad es más limitada.

Aunque los precios pueden variar en función de la marca y el supermercado en el que se adquiera el producto, un litro de leche UHT suele costar entre 0,85€ y 1,10€. Por el contrario, el precio de la leche fresca es más elevado, ya que ronda los 1,50€ – 1,90€ por litro.

¿Cuál es más recomendable?

Gracias a los diferentes tratamientos térmicos que hemos explicado en este post, la leche, ya sea fresca como normal, llegará a nuestros hogares en óptimas condiciones de conservación y seguridad.

Además, en cuanto a sus valores nutricionales, ambos tipos de leche no presentan grandes diferencias, por lo que la elección entre una y otra se basará en otros aspectos como el sabor y el precio.

De hecho, la leche fresca se perfila como la opción preferida por aquellas personas que buscan disfrutar del sabor original de la leche recién ordeñada. Eso sí, teniendo que pagar un precio más elevado por ella.

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