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El embarazo es un momento vital en el que la alimentación se convierte en un pilar clave para el correcto desarrollo del proceso. No es de extrañar que desde la perspectiva médica se den indicaciones y se realicen pruebas para comprobar que todo marcha según lo previsto. Uno de las situaciones más habituales es la renuncia a comer determinados alimentos durante la gestación, cambiar hábitos e introducir más frutas o vegetales. De las preguntas más habituales en esas consultas, hay una que es un clásico: ¿qué ocurre con el queso durante el embarazo?
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El queso durante el embarazo
El queso es un alimento que goza de popularidad mundial y presencia de alcance global, se puede decir que en cada cultura o país hay un queso. Este derivado lácteo no es solo picoteo o postre, sino un ingrediente de otras muchas elaboraciones comunes en el día a día. Para poder llevar a cabo una vida lo más normal posible durante el embarazo y tomar decisiones determinantes a nivel alimenticio, saber qué ocurre con el queso es clave.
El consumo de queso no está contraindicado durante la gestación, de hecho, es recomendable su ingesta por los múltiples beneficios nutricionales que aporta en la dieta. Solamente hay que saber qué tipos de queso debes comer, cuáles evitar, qué puede ocurrir en una situación adversa o cómo localizar los derivados lácteos aptos.
Riesgos del consumo de queso en el embarazo
El queso es un alimento cuyo consumo puede resultar problemático durante el embarazo por el contenido de bacterias que ciertos tipos de queso poseen o están presentes en el proceso de elaboración. La principal preocupación derivada de la ingesta de queso es la posibilidad de contraer listeria, una infección capaz de afectar al bebé y cuyo diagnóstico es complicado porque suele ser asintomática.
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) cataloga la infección por listeria como un tipo poco frecuente, pero no por ello despreciable. Los principales síntomas son cuadros clínicos de fiebre o con características gripales y no puede descartarse en casos de sospecha de infección, pues las consecuencias para madre y feto pueden ser graves. Para conseguir un diagnóstico claro, es necesario realizar cultivos de sangre y, en casos de alta sospecha, iniciar el tratamiento de modo preventivo.
La listeria se contrae principalmente por el consumo de embutidos procesados de manera deficiente y lácteos no pasteurizados. La leche cruda es, de hecho, la principal fuente de listeria. Esta bacteria vive de manera común en tierra y agua, además de adherirse y sobrevivir en las superficies de los utensilios de cocina, por lo que es necesaria la desinfección de objetos tan cotidianos como un cuchillo.
Una infección por listeria en el primer y segundo trimestre posee unas altas posibilidades de provocar un aborto espontáneo. Esto es así porque esta bacteria puede alcanzar al feto por vía transplacentaria, es decir, atravesando las membranas protectoras. El retraso de una semana en el correcto diagnóstico es suficiente como para provocar pérdida de bienestar fetal y muerte perinatal, en el tercer trimestre. En el caso de un embarazo que llegue a término adecuadamente, será necesario comprobar si existen daños neurológicos, algo de alta probabilidad.
Beneficios del consumo de queso durante el embarazo
La leche y los derivados lácteos son alimentos muy recomendables a la hora de establecer pautas dietéticas durante el embarazo. El alto contenido en proteínas, calcio y otros nutrientes hacen de estos un aliado fundamental a la hora de mantener unos parámetros adecuados, siempre teniendo en cuenta que serán más sanos si son desnatados o bajos en grasa
El calcio es uno de los minerales fundamentales durante los meses de gestación, ya que es parte responsable de la correcta formación y desarrollo del corazón, músculos y sistema de coagulación. Su impacto en la formación de los huesos del feto también es crucial. Los quesos, además, aportan vitamina D y fósforo, nutrientes clave en la correcta formación del aparato nervioso.
Quesos prohibidos para embarazadas
Como indicación general, las mujeres embarazadas deben evitar todos aquellos quesos de elaborados con leche no pasteurizada, así como los blandos, maduros sin moho y los que presenten vetas azules o verdes, porque son los que poseen mayor riesgo de presentar listeria. Cualquier tipo de queso blando, sea tierno o suave, es peligroso por un alto nivel de humedad que permite la proliferación bacteriana. Estos son algunos de los quesos prohibidos:
- Queso Comté, uno de los más populares y consumidos en toda Europa.
- Camembert, Brie, Chaumes y todos aquellos quesos de pasta y corteza blanda a base de leche cruda.
- Queso Feta, elaborada con leche de cabra sin pasteurizar.
- Stilton azul, Gorgonzola, Roquefort y todo tipo de queso azul debido a que en su proceso final se les añade cultivos bacterianos.
- Queso Cabrales, que se elabora con leche cruda de vaca, cabra y oveja.
- Queso Lancashire, cuyos niveles de sal tampoco son recomendables.
- Queso Tulum, peligroso por estar elaborado con leche cruda y por su elevado grado de humedad.
- Queso Parmesano, un caso controvertido porque su maduración de más de un año elimina casi al completo la presencia de bacterias, pero se elabora con leche cruda.
- Quesos de tipo industrial, comercializados en lonchas, rallados o como parte de comidas precocinadas. La listeria puede estar presente en la maquinaria empleada.
Quesos permitidos durante el embarazo
En líneas generales, los quesos duros y todos aquellos elaborados con leche pasteurizada son aptos para el consumo en procesos de embarazo. La mozzarella, la burrata o el rulo de cabra son algunos tipos de semiblandos que sí cumplen con los requisitos sanitarios para ser ingeridos. Estos son algunos de los quesos permitidos:
- Emmental, Gruyere, Gouda, Manchego y todo aquel queso elaborado con leche pasteurizada.
- Cheddar, Edam y Provolone.
- Quesos untables, que pese a tener una textura blanda son seguros por su proceso de pasteurización.
Consejos generales para consumir queso en el embarazo
A modo de guía rápida para consumir queso durante el embarazo pueden trazarse una serie de consejos generales:
- Buscar en la etiqueta del queso si se ha elaborado con leche pasteurizada.
- Descartar los quesos frescos o blandos.
- Evitar la compra y consumo de quesos taqueados, en lonchas o en cualquier formato distinto a la pieza completa.
- Lavarse las manos y los cuchillos que se utilicen al cortar el queso.
- Desinfectar el interior del frigorífico con frecuencia.
- Asegurarse que el queso no entra en contacto con otros alimentos crudos.