Los síntomas de intolerancia a la lactosa son amplios y dependen de la sensibilidad de la persona afectada.

Intolerancia a la lactosa: tipos, síntomas e información

Esta afección puede aparecer en diferentes grados y momentos vitales en función de la sensibilidad de la persona. Por ello es necesario conocer sus síntomas para llegar a un diagnóstico rápidamente.

17 octubre 2022

Los síntomas de intolerancia a la lactosa son amplios y dependen de la sensibilidad de la persona afectada.
Los síntomas de intolerancia a la lactosa son amplios y dependen de la sensibilidad de la persona afectada.

 

La intolerancia a la lactosa afecta  al 80% de la población mundial, según informes de la Revista Española de Enfermedades Digestivas. Esta afección aparece en diferentes grados, sensibilidades y momentos vitales, pero es posible paliar sus efectos en el organismo. Para poder diagnosticar la intolerancia a la lactosa, es necesario conocer los síntomas asociados a esta afección y ponerse en manos de profesionales médicos.

¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa es la incapacidad del organismo para digerir el azúcar natural que se encuentra en la leche y los productos lácteos derivados, la denominada lactosa. Es posible digerir lactosa siendo intolerante en función del lácteo consumido, pero no será igual de sencillo de digerir que para un organismo tolerante. La intolerancia a la lactosa no es lo mismo que la alergia a la leche.

¿Qué provoca la intolerancia a la lactosa?

Por lo general, la intolerancia a la lactosa se debe a que el organismo de la persona intolerante es incapaz de generar -o no en la cantidad necesaria- una enzima que se produce en el intestino delgado, llamada lactasa. Esta enzima es la que permite digerir el azúcar de la leche. Una persona que presenta bajos niveles de lactasa puede, sin embargo, ser capaz de digerir productos lácteos o de algún tipo, en general, aquellos que tienen menos lactosa. La intolerancia total aparece cuando los niveles son muy bajos.

La lactasa convierte el azúcar de la leche en dos azúcares más simples, la glucosa y la galactosa, que llegan a la sangre a través de la mucosa intestinal. Al padecer déficit de lactasa, la lactosa de los alimentos se desplaza hasta el colon sin procesarse ni absorberse. En el colon, las bacterias comunes entran en contacto con la lactosa y comienzan los síntomas de intolerancia.

Tipos de intolerancia a la lactosa

Existen tres tipos de intolerancia a la lactosa, diferenciados por los diversos factores que producen la deficiencia de lactasa en cada uno de ellos.

  • Intolerancia primaria. La intolerancia a la lactosa primaria es el tipo más común. Estas personas nacen con suficiente lactasa, cuando son bebés pueden nutrirse de leche. Sin embargo, a medida que crecen, su producción de lactasa disminuye. Aún así, este tipo de intolerancia permite el consumo de ciertos lácteos aunque con procesos digestivos difíciles.
  • Intolerancia secundaria. La intolerancia a la lactosa secundaria aparece cuando el intestino delgado disminuye la producción de lactasa tras una enfermedad, cirugía o lesión que afecta a este órgano. Algunas enfermedades que se confunden con esta intolerancia son la infección intestinal, la celiaquía o la enfermedad del Crohn.
  • Intolerancia congénita. La intolerancia a la lactosa congénita o del desarrollo es la menos frecuente. Se da en los bebés que al nacer no pueden digerir leche por falta de lactasa. Este trastorno se transmite de una generación a otra, en un patrón de herencia denominado “autosómico recesivo”. Esto significa que tanto la madre como el padre deben transmitir la misma variante genética para que un bebé padezca este tipo de afección. Es habitual que bebés prematuros presenten intolerancia a la lactosa por insuficiencia de lactasa.

Síntomas de intolerancia a la lactosa

Los síntomas de la intolerancia a la lactosa abarcan un amplio espectro, de unos más leves a otros graves, en función de la cantidad de lactasa que el cuerpo sea capaz de generar. La sintomatología suele manifestarse entre los 30 minutos y 2 horas posteriores a la ingesta de lácteos. La lista de posibles síntomas recoge:

  • Hinchazón
  • Retortijones
  • Dolores estomacales
  • Gorgoteo o ruidos cavernosos estomacales
  • Gases, que pueden llegar a ser muy dolorosos
  • Diarrea
  • Vómitos
  • Reflujo
  • Malestar generalizado
  • Escalofríos
  • Cólicos estomacales
La intolerancia a la lactosa tiene entre sus principales síntomas los dolores estomacales o los gases.

La intolerancia a la lactosa tiene entre sus principales síntomas los dolores estomacales o los gases.

 

Diagnóstico de la intolerancia a la lactosa

El personal médico puede diagnosticar intolerancia a la lactosa con el cuestionario de los síntomas. Es habitual una petición de cambio de dieta, suprimir los productos lácteos en periodos cortos para observar mejoría y hacer pruebas sobre si la intolerancia es total o selectiva, en función del lácteo. En otras ocasiones, el personal médico solicita realizar una prueba de hidrógeno en el aliento o de azúcar en sangre, para asegurar el diagnóstico.

¿La intolerancia a la lactosa tiene cura?

No existe una cura para la intolerancia a la lactosa. Se pueden tratar sus síntomas, bien evitando en su totalidad los productos lácteos o consumiendo solo productos sin lactosa. Es habitual también la sustitución de algunos lácteos por alternativas vegetales, como bebidas de soja y avena.

Uno de los tratamientos habituales para paliar la intolerancia a la lactosa es el consumo de suplementos dietéticos de lactasa, que ayudan a digerir el azúcar de la leche. Las personas que padecen intolerancia a la lactosa terminan conociendo su cuerpo a la perfección como para saber evitar los síntomas.

Para tratar posibles insuficiencias nutricionales, especialmente de calcio, se recomienda el consumo de brócoli, col rizada, nabizas, sardinas, atún o salmón. También es posible encontrar zumos, productos enriquecidos con calcio o bebidas de cereales que suplan el valor nutricional que se pierde por la intolerancia.

Factores de riesgo

Hay diversos factores que hacen más propicia la aparición de algún tipo de intolerancia a la lactosa, bien desde el nacimiento o en algún momento de la vida.

  • Edad avanzada. La intolerancia a la lactosa es una afección más frecuente en la edad adulta, en la cual aparece.
  • Etnia. Las personas de origen africano, asiático o nativoamericano son más propensas a sufrir intolerancia a la lactosa.
  • Tratamientos oncológicos. La radioterapia aplicada contra el cáncer de estómago o la quimioterapia pueden ocasionar complicaciones intestinales, que pueden derivar en intolerancia a la lactosa.

Productos que no se deben consumir siendo intolerante a la lactosa

La intolerancia a la lactosa se asocia directamente con los productos lácteos en exclusiva. Sin embargo, la presencia de trazas lácteos o el uso de derivados lácteos en diferentes elaboraciones también afecta de manera colateral a las personas con esta afección. Además de leche, quesos, nata o mantequilla, los intolerantes a la lactosa con alta sensibilidad tampoco deben consumir pan blanco de molde, embutidos de todo tipo (chorizo, jamón york, lomo embuchado…), sopas o cremas preparadas en polvo, congelados como croquetas o empanadillas, barritas energéticas o batidos de proteínas. La recomendación general es revisar los ingredientes de cada producto.

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