La leche estriñe, ¿verdad o mito?

La leche es un alimento nutricionalmente muy completo, ya que consigue aportar los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo: hidratos de carbono, grasas de buena calidad, proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales.

Sin embargo, son numerosos los mitos que rodean a este producto básico en la dieta mediterránea: la leche es mala para la salud, produce dificultades en la digestión, aumenta los niveles de colesterol, causa estreñimiento…

De hecho, sobre este último punto hablaremos hoy en Mundo Lácteo. En este artículo conoceremos si la leche ayuda o no a combatir el estreñimiento y, además, también explicaremos cuál es la lista de alimentos desaconsejados para aquellas personas que sufren esta afección.

¿La leche ayuda a combatir el estreñimiento?

Existen opiniones confrontadas sobre si el consumo regular y moderado de leche y de derivados lácteos, como el queso, la mantequilla o la nata, ayudan o no a prevenir una afección que afecta a entre un 12 y 20% de los españoles, según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD).

En realidad, no hay una respuesta exacta, ya que todo depende de las características nutricionales de la leche y de la respuesta del organismo de cada persona. Es recomendable que aquellas personas que sufran estreñimiento ocasional o crónico acudan a un profesional de la salud para que este le indique qué tipo de dieta llevar y, en cualquier caso, qué tipo de alimentos evitar para no empeorar esta afección.

En el caso concreto de la leche o de productos lácteos derivados, es aconsejable evitar aquellos especialmente grasos, en su versiones enteras o curadas.

Además, aquellas personas con intolerancia a la lactosa, un tipo de azúcar presente en la leche, que continúen consumiendo este tipo de productos, son más propensas a sufrir estreñimiento u otros problemas digestivos, como cólicos, distensión e hinchazón abdominal o diarrea.

La Clínica Universidad de Navarra (CUN) explica que “dado el amplio margen de hábitos intestinales normales, resulta muy difícil definir el estreñimiento con exactitud”. Sin embargo, estos son algunos de los síntomas más habituales:

• Menos de tres deposiciones a la semana.
• Sensación de evacuación incompleta.
• Hinchazón y dolor abdominal asociado con los movimientos intestinales.
• Dolor en la parte baja de la espalda.

La falta de fibra y de agua en la dieta es una de las principales causas del estreñimiento. Por este motivo, los expertos recomiendan el consumo de líquidos durante y entre comidas, masticar bien los alimentos, aumentar la actividad diaria e incluir en la alimentación frutas, verduras y alimentos ricos en fibra.

¿Qué alternativas hay a la leche?

Las bebidas vegetales son una buena opción para aquellas personas que no puedan consumir leche por diferentes afecciones, como estreñimiento, o por otras causas, como alergia o intolerancia a la lactosa.

Como ya hemos explicado en anteriores ocasiones en Mundo Lácteo, el mercado de las bebidas vegetales ha crecido exponencialmente en los últimos años y hoy en día, existe una amplia gama de referencias en función de las necesidades y gustos de cada consumidor: avena, almendras, arroz, soja, avellanas, coco, espelta, nueces…

Estos productos de origen 100% vegetal también cuentan con numerosos beneficios para la salud: reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares, regulan el peso gracias a su bajo contenido en calorías, tienen propiedades antioxidantes y ayudan a mantener la piel hidratada, entre otras cuestiones.

¿Qué alimentos no son recomendables en caso de sufrir estreñimiento?

Existen algunos alimentos que pueden propiciar la aparición de estreñimiento. En general, no es recomendable consumir alimentos ricos en almidón – un tipo de hidrato de carbono – que ralentiza las funciones del intestino, alimentos procesados o con una elevada cantidad de azúcares o de sal. Estos son algunos de los alimentos que más estriñen:

• • Arroz blanco.
  • Plátanos.
  • Pan blanco.
  • Alimentos procesados (dulces, preparados o comidas precocinadas).
  • Frituras.
  • Carnes rojas.
  • Embutidos.
  • Bebidas alcohólicas y refrescos.

¿Qué otros mitos giran en torno a la leche?

La leche está rodeada de mitos muy extendidos entre la población, como que produce mocos o que solo la deben tomar niños. El primero de estos mitos data del siglo XIII, “cuando un médico judío de la corte de los Maimónides relacionó el consumo de leche con la producción de mucosidad”. Si bien, en realidad, no está constatado que el consumo de leche favorezca la secreción de las mucosas.

Por otra parte, no existe ninguna razón que impida consumir leche en cualquier etapa de la vida. Aunque es cierto que el resto de las especies animales dejan la lactancia cuando comienzan la transición hacia la vida adulta, “privarse de la leche en edad adulta no tiene ningún tipo de fundamentación científica y tampoco supone un problema para nuestra salud ni nada parecido”. A diferencia de los animales, los humanos experimentamos una modificación genética que nos hace en general tolerantes a la lactosa.

Además de estos dos mitos, también existen otros muy conocidos: la grasa de la leche es mala, la leche recién ordeñada es mejor que la que se compra en el supermercado o que los lácteos engordan.