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Una investigación desmonta los beneficios de la leche de fórmula
Los niños alimentados a base de leche materna o la combinación de leche materna y leche de fórmula durante las primeras 8 semanas de vida presentan menos riesgo de padecer necesidades educativas especiales y dificultades asociadas al aprendizaje. Según un estudio de la Universidad de Glasgow, publicado en la revista PLOS Medicine, una lactancia materna no exclusiva y de menor duración es beneficiosa para el niño en fases posteriores.
El equipo de investigadores ingleses analizó datos de más de 190.000 niños para comprender hasta dónde alcanza el impacto de la alimentación en los primeros años de vida respecto a las fases vitales de aprendizaje. Todos los menores que forman parte del estudio nacieron a partir de 2004, acuden a escuela pública y, en algunos casos, fueron parte de una división educativa para necesidades especiales entre 2009 y 2013. Según la información recibida, el 66,2% fue alimentado con leche de fórmula exclusivamente y solo el 8,5% lo hizo con alimentación mixta entre las primeras 6 y 8 semanas de vida
Los niños con necesidades educativas especiales representaron el 12% del total. La diferencia de ratios radica en los grupos por alimentación. En comparación con aquellos menores alimentados solo con leche de fórmula, los niños que recibieron una alimentación mixta o a base de leche materna presentaban hasta un 20% menos de probabilidades de padecer necesidades educativas especiales.
Además de esto, el equipo de investigación concluyó también que los niños alimentados con leche materna exclusivamente eran menos propensos a padecer dificultades emocionales o trastorno del comportamiento, con un 20% menos de probabilidad, y problemas de salud física (25% menos).
Este estudio afirma que los niños con necesidades educativas especiales obtienen, de media, peores resultados escolares. En el ámbito personal, los menores sufren más acoso y malos tratos, lo que pone en riesgo su salud física y mental. Además, las tasas de absentismo, abandono y exclusión escolares están íntimamente ligadas con ello.
En Escocia, lugar de donde extrajeron la muestra poblacional, el número total de niños con necesidades educativas especiales registró un aumento muy significativo. Entre 2010 y 2018, esta cifra se cuatriplicó y, en 2020, un tercio del alumnado en el país presentaba una especificación de este tipo en su expediente. Tal y como expone el estudio, esto representa una sobrecarga para sectores como el educativo o el sanitario, más allá de afectar a niños, familias y sus entornos.
“Sabemos que muchas mujeres tienen dificultades para dar el pecho de forma exclusiva durante los seis meses recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero nuestro estudio demuestra que una lactancia materna no exclusiva de menor duración podría ser igualmente beneficiosa para el desarrollo del aprendizaje del niño. Los resultados de esta investigación sugieren que el método de alimentación en la infancia podría ser un factor de riesgo modificable para las causas de las necesidades educativas especiales, lo que a su vez tiene el potencial de ayudar a reducir la carga para los niños afectados”, expone Michael Fleming, líder del equipo de investigación inglés.
Un estudio desmonta la eficacia de las galletas de lactancia
Las galletas de lactancia son un alimento que se comercializa bajo la afirmación de que ayudan a producir más leche materna durante la lactancia. Un estudio de la Universidad de Indiana analizó la alimentación de 176 madres, de las cuales un grupo recibía galletas de lactancia y otro, solamente una galleta común. Empleando un sacaleches hospitalario, cada madre debía anotar la cantidad exacta de leche producida durante un mes.
Tras comprobar y cruzar los datos, los investigadores determinaron que el consumo de galletas de lactancia no tiene un efecto significativo en la cantidad de leche producida. Los autores de la investigación piden cautela a las personas que consuman este producto y similares, ya que las cantidades de azúcares y calorías sí podrían resultar nocivos en la salud de la madre y el bebé.
“Con demasiada frecuencia, en el campo de la nutrición y la alimentación, las creencias firmes se confunden con hechos demostrados. No es imposible que una galleta de lactancia afecte a la producción de leche humana, pero las galletas estudiadas no tienen ningún efecto perceptible”, según el doctor David B. Allison, decano de Salud Pública de la Universidad de Indiana.