El queso desempeña un papel fundamental en la gastronomía italiana y es un ingrediente icónico en la mayoría de las regiones de Italia. Los quesos italianos no pueden resumirse ni agruparse en un solo tipo ya que su diversidad es muy amplia, desde el Parmigiano Reggiano y el Pecorino Romano hasta el Mozzarella y el Gorgonzola. Cada región tiene sus propios quesos autóctonos, lo que contribuye a una riqueza gastronómica casi inimitable en el mundo. En Mundo Lácteo hemos presentado alguno de sus más icónicos quesos y una guía sobre quesos italianos.
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¿Quieres saber más sobre los quesos italianos?
Italia es conocida por producir algunos de los quesos más famosos y apreciados en todo el mundo, además de haber sido capaz de comercializarlos a través su gastronomía. En la república italiana, cada región tiene su propia especialidad y técnica de elaboración, lo que resulta en quesos de características únicas y muy especiales. ¿Cómo son, de qué tipo existen y de dónde proceden los principales quesos italianos?
Puedes descubrir más sobre quesos italianas en nuestra guía.
Italia es conocida por tener una gran cantidad de quesos con Denominación de Origen Protegida (DOP). Esto significa que están protegidos por la legislación de la Unión Europea, que asegura que se produzcan de acuerdo con métodos tradicionales en determinadas regiones. Esto también influye en la materia prima, porque muchos quesos italianos se elaboran con leche cruda, lo que implica que no se pasteuriza antes de la elaboración del queso. La leche cruda es causante de sabores característicos y la calidad de algunos de los quesos italianos más reconocidos.
Burrata vs Mozzarella, ¿en qué se diferencian?
Burrata y Mozzarella son dos de los quesos italianos más famosos, incluso a nivel internacional. Es fácil confundirse y creer que estamos hablando de un solo tipo de queso fresco en bola. Pero, salvo por el aspecto exterior, nada hay de parecido entre ambos productos. Ni siquiera el origen es parecido entre estos quesos, por lo que consumirlos indistintamente puede resultar en experiencias no demasiado satisfactorias.
Desde Mundo Lácteo, creamos la siguiente guía para diferenciar a la perfección Burrata y Mozzarella.
La Mozzarella es un queso versátil que puede consumirse tanto frío como caliente, de ahí que sea uno de los ingredientes más reconocidos de la gastronomía italiana. Es un básico y recurrente en pizzas y pastas, así como en ensaladas frescas. Por su parte, la Burrata no suele servirse con acompañamientos por su alto contenido calórico. De todos modos, es posible que ensaladas sí se sirvan con este queso, a modo de acompañamiento. Tomate, rúcula o espárragos verdes son algunos de sus complementos ideales.
¿Conoces el queso Scamorza?
El queso Scamorza es un producto típico de las regiones del sur de Italia, en particular a las áreas de Campania, Apulia y Sicilia. Este queso destaca por su peculiar forma de pera o balón de rugby, que se consigue anudando una cuerda a cada pieza durante el proceso de maduración. A pesar de no contar con una Denominación de Origen Protegida, el queso Scamorza es muy apreciado por sus propiedades organolépticas, en especial el tipo ahumado.
Descubre todos los detalles del queso Scamorza en este post.
El queso Scamorza se elabora mediante un proceso de pasta hilada, similar a la mozzarella. Esto implica calentar la leche, coagularla con cuajo, y luego estirar y amasar la cuajada en agua caliente, lo que da como resultado una textura suave. Después, la masa se moldea con la forma deseada y se sumerge en agua fría para enfriar y que el queso adquiera su característica forma.
Grana Padano, el queso italiano por excelencia
El queso Grana Padano es un queso italiano de renombre internacional que se produce principalmente en las regiones del norte de Italia, en concreto, en Lombardía, Emilia-Romaña, y el Veneto. Quizás este sea el queso italiano más conocido del mundo. Es un queso de pasta dura y granulosa, que se aproxima en cierto modo al queso Parmigiano Reggiano, otro de los buques insignia entre los lácteos italianos.
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El Grana Padano presenta también un proceso de elaboración similar al del Parmigiano Reggiano. Se elabora con leche de vaca cruda y el queso se somete a un largo proceso de envejecimiento, que puede prolongarse desde 9 meses hasta más de 2 años, en función de la variedad. En algunos casos, la curación es incluso superior y las piezas más exclusivas pueden pasar hasta una década en el proceso. Durante la maduración y la curación, el queso desarrolla un sabor potente y picante, así como una textura quebradiza y granulosa, lo que lo hace ideal para rallar o usar en láminas finas.