Los peligros para la salud de consumir kéfir

El kéfir ha ganado popularidad en los últimos años debido a sus múltiples beneficios para la salud. Sin embargo, su consumo no está exento de posibles efectos adversos. De ahí que sea muy importante conocer en qué casos está contraindicado para evitar reacciones que puedan ser perjudiciales para la salud.
Aunque los peligros de consumir kéfir son poco habituales, es importante saber que gran parte de los efectos no deseados suelen generarse después de ingerir kéfir casero, puesto que suelen ser más concentrados que los que kéfires comerciales.
En este artículo de Mundo Lácteo, detallamos algunos de los riesgos de consumir kéfir, así como las precauciones que debemos tomar si lo preparas tú mismo.
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Kéfir casero vs kéfir comercial
El kéfir elaborado en casa presenta una serie de beneficios en relación al kéfir que se puede comprar en el supermercado. En primer lugar, presenta una mayor diversidad y cantidad de bacterias, ya que no ha sido pasteurizado ni filtrado. Esto potencia sus beneficios, en especial los digestivos y los inmunológicos.
Para preparar kéfir tú mismo solo necesitarás dos ingredientes: leche entera y nódulos de kéfir, por lo que el resultado será un kéfir sin ningún tipo de aditivo, ni azúcares añadidos, edulcorantes ni conservantes.
Otra de las ventajas del kéfir preparado en casa es que lo puedes personalizar a tu gusto: más ácido o más suave, con una textura más espesa o líquida… Y también puedes darle un extra de sabor agregando especias, hierbas o frutas después de la fermentación.
Por otro lado, preparar kéfir en casa es, a largo plazo, más económico. Tan solo deberás comprar los nódulos de kéfir una sola vez y conservar parte de ellos para que se vayan reproduciendo más.
Dadas las ventajas que hemos visto del kéfir casero, quizás te animes elaborarlo tú mismo. El proceso es bastante sencillo. En este post de Mundo Lácteo encontrarás todos los pasos para preparar kéfir tú mismo.
¿Cómo identificar si el kéfir casero está en mal estado?
Al no llevar conservantes, es clave saber identificar las señales que nos indicarán que el kéfir se ha echado a perder para evitar de esta forma consumir algo que nos podría ocasionar molestias. Básicamente, deberemos observar cambios en su olor, en su sabor y en su textura:
- Olor desagradable. El olor del kéfir es ácido, similar al yogur. Si por el contrario huele demasiado fuerte, seguramente no esté en buenas condiciones.
- Sabor demasiado ácido o rancio.
- Su color debe ser blanquecido. Cualquier cambio de color (más oscuro o amarillento) será signo de mal estado.
- La presencia de moho también es un claro indicio de que el kéfir ha empezado a estropearse.
Si tu kéfir presenta alguna de estas características, lo mejor será desecharlo, ya no que no estará en buenas condiciones, aunque los nódulos utilizados en su elaboración podrás seguir conservándolos.
¿Quiénes no pueden consumir kéfir?
A pesar de los múltiples beneficios que puede llegar a aportar el kéfir a nuestro organismo, algunas personas deben evitar su consumo o, al menos, consultar con un profesional de la salud antes de tomarlo.
Problemas digestivos
Las personas que sufren malestar intestinal deberán evitar tomar kéfir porque puede llegar a ocasionar hinchazón, gases o diarrea. De hecho, si el kéfir se fermenta en menos de 24h, puede tener efecto laxante. Por el contrario, si supera este tiempo de fermentación puede llegar a tener un efecto astringente.
Lo mismo ocurre en casos como enfermedad de Crohn en fase activa, colitis severa, o síndrome del intestino irritable descompensado, puesto que puede empeorar los síntomas.
Sistema inmunológico debilitado
Tampoco está aconsejado el consumo de kéfir en aquellas personas que sigan un tratamiento con inmunosupresores, como pueden ser trasplantados recientemente o con una enfermedad autoinmune, como lupus.
Tampoco está indicado en pacientes con cáncer bajo tratamiento de quimioterapia o radioterapia. Estas personas, que tienen el sistema inmune debilitado, son más susceptibles a la entrada de bacterias y hongos en su organismo, lo que supone un riesgo potencial para su salud.
VIH
Las personas con VIH también tienen un sistema inmunológico más vulnerable, debido al deterioro de las células CD4, encargadas de luchar contra las infecciones. Por ello, son más susceptibles a contraer infecciones causadas por patógenos que normalmente son controlados por un sistema inmunológico sano.
Aunque las bacterias del kéfir generalmente son buenas, la ingesta de microorganismos vivos puede aumentar el riesgo de infecciones, como las micosis (infecciones por hongos) o bacterias patógenas.
Personas con migrañas
Como muchos alimentos fermentados, el kéfir contiene histamina, una sustancia que se libera en el cuerpo y que puede desencadenar dolores de cabeza. También contiene tiramina, otro compuesto que se sabe que puede ser un desencadenante de migrañas en ciertas personas, al interferir con los niveles de neurotransmisores como la serotonina.
Personas que toman anticoagulantes
El kéfir está contraindicado en personas que toman anticoagulantes, puesto que su contenido en vitamina K puede interferir en la coagulación sanguínea.
De hecho, puede llegar a interferir en la absorción de algunos medicamentes debido a su elevada cantidad en calcio.
Intolerantes a la lactosa
El kéfir contiene una menor cantidad de lactosa que la leche convencional debido al proceso de fermentación por el que pasa. Las bacterias lácticas presentes en este alimento descomponen parte de la lactosa durante la fermentación, por lo que algunas personas con intolerancia a la lactosa pueden tolerarlo mejor que la leche, por ejemplo.
Sin embargo, el kéfir no está completamente libre de lactosa, y para aquellos con intolerancia severa a la lactosa, incluso pequeñas cantidades de lactosa pueden causar problemas como hinchazón, gases, diarrea y malestar estomacal. Por lo tanto, si eres intolerante a la lactosa, es recomendable optar por kéfir de agua, ya que no contiene lactosa.
Niños pequeños
No es aconsejable que los menores de un año consuman kéfir, especialmente si no está pasteurizado. A esa edad, su sistema digestivo aún está en desarrollo, por lo que la exposición a microorganismos presentes en el kéfir podría provocar infecciones gastrointestinales.
Además, el kéfir contiene cantidades muy pequeñas de alcohol, por lo que es totalmente desaconsejable ofrecérselo a niños. En el proceso de fermentación, las levaduras presentes en los granos de kéfir producen una pequeña cantidad de etanol, que suele estar en torno al 0,5% – 1%.
¿Es seguro tomar kéfir?
El kéfir es un alimento seguro, cuyos beneficios superan los posibles efectos adversos. Por tanto, es recomendable incluirlo en la dieta diaria, aunque lo más aconsejable será introducirlo poco a poco con el objetivo de probar la tolerancia del organismo a este tipo de lácteo fermentado.
Además, hay que tener en cuenta que el consumo de grandes cantidades de kéfir no necesariamente equivale a más beneficios. Lo ideal es incorporar su consumo de forma moderada en una dieta variada y saludable y combinarlo con otros productos lácteos fermentados, como el yogur o el queso.
Por tanto, podemos afirmar que por regla general el consumo de kéfir aporta más beneficios que riesgos para la salud. Aun así, para evitar efectos adversos, lo recomendable es no abusar de su consumo y tener claro en qué casos no está indicado tomar kéfir, tal y como hemos explicado en este post.