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Relación entre el consumo de leche de avena y la tiroides
En las últimas décadas las bebidas vegetales han aumentado en popularidad y su consumo se ha disparado. Sustituir la leche de vaca, alimento básico en los países occidentales, por bebidas de origen vegetal, es una buena opción para aquellas personas que muestran intolerancia a la lactosa, por ejemplo.
Este tipo de bebidas, que aportan una cantidad razonable de nutrientes y que, en muchas ocasiones, están enriquecidas con vitaminas y minerales, han traído consigo, sin embargo, una situación inesperada que se puede convertir en un grave problema: no aportan yodo.
Así, tenemos que las distintas bebidas vegetales pueden formar parte perfectamente de una dieta normal. Aportan numerosos beneficios, pero también hay algunos aspectos sobre los que no podemos hacer la vista gorda.
En este post desarrollaremos la relación existente entre la avena, y la bebida vegetal de avena, y la tiroides, para que puedas contar con la mejor información acerca del consumo de leche de avena y productos basados en cereales o legumbres.
Contenidos
Qué es la glándula tiroides y cuál es su función
Para entender la relación entre el consumo de avena y la glándula tiroides, primero debemos entender bien qué es la tiroides.
Situada en el cuello, la glándula tiroides es un tipo de glándula que se encarga, principalmente, de producir las hormonas tirotopina (TSH), tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Estas hormonas forman parte de los procesos de regulación de funciones del organismo, entre otros, de nuestro metabolismo basal.
Como decíamos, el papel de las hormonas tiroideas es crucial en la regulación del metabolismo basal (la cantidad mínima de energía que necesita nuestro cuerpo para funcionar), ya que controlan la velocidad a la que las células convierten los nutrientes en energía.
Además, estas hormonas influyen en procesos tan diferentes como la regulación de nuestra temperatura corporal, nuestro ritmo cardíaco, el crecimiento y el mantenimiento de la salud ósea. Asimismo, también tienen un impacto importante en nuestra función cognitiva, nuestro estado emocional y en la eficiencia del sistema nervioso central. Pero también juegan un papel importante en el equilibrio hormonal general de nuestro cuerpo, principalmente en las etapas de desarrollo físico, como la infancia y la adolescencia.
Hipotiroidismo e hipertiroidismo
Los desequilibrios en la glándula tiroides y en su producción hormonal dan lugar a dos enfermedades diferentes: hipotiroidismo, cuando la producción de hormonas es insuficiente; e hipertiroidismo, cuando hay una sobreproducción de hormonas.
Hipotiroidismo: fatiga, aumento de peso, sequedad en la piel…
Hablamos de hipotiroidismo cuando nuestra glándula tiroides produce una cantidad insuficiente de hormonas. Cuando se da esta circunstancia, el paciente puede sufrir de fatiga, notar aumento de peso, sequedad en la piel, falta de lucidez mental, caída del cabello, estreñimiento y, en el caso de mujeres, alteraciones en la menstruación, como síntomas más generales.
Si el hipotiroidismo no se trata, las complicaciones pueden derivar en el conocido bocio, infertilidad e incluso en un coma mixedematoso. Esta condición puede darse por diferentes motivos, como una enfermedad autoinmune, pero también por un déficit de yodo o como efecto secundario de algunos tratamientos médicos agresivos, como la radioterapia o una intervención quirúrgica en la tiroides.
Hipertiroidismo, nerviosismo, insomnio, temblores…
En el caso de que se dé una sobreproducción hormonal, la enfermedad resultante es el hipertiroidismo, cuyos síntomas comunes son nerviosismo, insomnio, temblores y pérdida de peso, debilidad muscular y, en el caso de mujeres, alteraciones en la menstruación, etc.
Esta enfermedad puede aparecer por la presencia de nódulos en la tiroides, por enfermedades como la enfermedad de Graves, o por el consumo excesivo de yodo. Si no se pone remedio a esta condición pueden aparecer problemas como arritmias cardiacas, osteoporosis o incluso sufrir una crisis tiroidea potencialmente mortal.
La avena, un cereal cargado de nutrientes
La avena, que comercialmente se consume en versión salvado, copos o como bebida vegetal, es un cereal rico en hidratos de carbono complejos, entre los que destaca el betaglucano, del que hablamos largo y tendido en ¿Qué es la leche de avena? y fibra de soluble, razón por la cual se recomienda como alimento durante el desayuno, ya que su aporte de energía es constante e impide que se den picos de glucosa en nuestro torrente sanguíneo.
Adicionalmente, la avena es rica en aminoácidos esenciales y es el cereal con un mayor porcentaje de lípidos (7%) y un alto contenido en ácidos grasos instaurados omega 3 y omega 6, que nos ayudan a controlar nuestros niveles de colesterol. Destaca también por su contenido en ácido oleico y por sus vitaminas de los grupos B, E y K.
Si hablamos de minerales, en la avena encontramos calcio, potasio, magnesio, fósforo, hierro, selenio y zinc, entre otros. En relación con la glándula tiroides, tanto la vitamina B como el selenio son necesarios para que realice su síntesis de forma correcta.
Además, la avena contiene yodo, que ayuda a controlar el funcionamiento de la glándula tiroidea y prevenir el hipotiroidismo.
Bebida vegetal de avena, más pobre nutricionalmente que el cereal
Por su parte, la bebida vegetal de avena también contiene proteínas de alta calidad e hidratos de carbono, pero en mucha menor proporción que en el cereal, debido al proceso de filtrado al que es sometida.
En cualquier caso, la bebida de avena aporta ácidos grasos saludables y pocas grasas. Su digestión es sencilla y es una bebida ideal para personas cuyas digestiones son complicadas.
La bebida de avena también es conocida por su alto contenido de antioxidantes y existen estudios que relacionan el consumo diario de avena con una menor probabilidad de sufrir muerte prematura y un 15% menos de probabilidades de sufrir enfermedades cardiacas.
Sin embargo, al contrario que ocurre con la avena en formato cereal, en la bebida vegetal de avena la cantidad de yodo disponible es muy baja. Es en este aspecto, relacionado con el cambio de hábitos alimenticios que han llevado a que las bebidas vegetales sean cada vez más populares y que, al mismo tiempo, el consumo de leche de vaca esté bajando, en el que se centran las preocupaciones, ya que el yodo es un mineral clave para la regulación de la tiroides.
Ha sido la propia OMS (Organización Mundial de la Salud) en un informe conjunto con la Red Mundial del Yodo quien ha advertido acerca de la creciente popularidad de las bebidas vegetales, que está contribuyendo a una ingesta insuficiente y persistente de yodo en la región europea.
La pieza que faltaba en el puzzle: el yodo
El yodo es un mineral que está clasificado como oligoelemento, es decir, aquellos minerales que están presentes en pequeñas cantidades en los seres vivos y cuyo desequilibrio afecta a nuestro organismo. Como mencionamos más arriba, el yodo permite que las células conviertan los alimentos que ingerimos, mediante el metabolismo, en energía.
El metabolismo basal, como ya sabemos, es una de las funciones que desempeñan las hormonas tiroideas. Por esta razón, si nuestro organismo no recibe una cantidad suficiente de yodo, la glándula tiroides no podrá trabajar de manera eficiente sintetizando las hormonas, desembocando esto en un desequilibrio hormonal (hipotiroidismo).
El yodo lo adquirimos, principalmente, a través de nuestra dieta, ya que nuestro cuerpo no lo produce de manera natural. Está presente en el pescado, el marisco, productos lácteos como la leche de vaca y en la sal, a la que se suele añadir el mineral mediante el rocío de una solución de yodato de potasio o yoduro de potasio.
Relación entre el tratamiento de hipotiroidismo con levotiroxina y el consumo de avena
Cuando un paciente se está tratando de hipotiroidismo con levotiroxina (versión sintética de hormona tiroidea T3), esta puede ver comprometida su absorción si el paciente consume alimentos ricos en fibra soluble como la avena.
Esto ocurre cuando consumimos avena inmediatamente después de la ingesta de la hormona tiroidea. La fibra soluble e insoluble de la avena puede, entonces, retardar el vaciado gástrico y reducir la cantidad disponible de medicamente a absorber, y atrapar el medicamento en el intestino, limitando su disponibilidad.
La recomendación habitual pasa por tomar la levotiroxina en ayunas, y esperar de 30 a 60 minutos para consumir alimentos, o hasta varias horas si la dieta del paciente es especialmente rica en fibra.
Consumo de yodo durante el embarazo y consumo de bebidas vegetales
Teniendo en cuenta que tanto la avena como la bebida vegetal de avena son consideradas un alimento seguro para la tiroides y son incluso productos recomendados para dietas bajas en yodo, al mismo tiempo la OMS pone el foco sobre el aumento en el consumo de estos productos como sustitutos de la leche de vaca, lo cual hace incrementar varios riesgos, sobre todo en mujeres y, en especial, en mujeres embarazadas, ya que unos niveles bajos de yodo pueden afectar a la formación del sistema nervioso del feto y culminar en trastornos neurocognitivos graves.
Igualmente, la falta de yodo en las mujeres embarazadas – durante el embarazo se recomienda aumentar la ingesta de productos con yodo y/o suplementar este mineral – también aumenta el riesgo de aborto.
Este hecho, unido a que las mujeres suelen tener un mayor riesgo de deficiencia de yodo, hace que los organismos internacionales se preocupen del rápido cambio de hábitos en aquellos países en los que la principal fuente del oligoelemento es la leche de vaca.
Al darse este cambio de hábitos, la principal vía de consumo de yodo es la sal, en alimentos como el pan, los platos preparados o las carnes procesadas, que han pasado, en algunos casos, a suponer el 70-80% del total de yodo absorbido vía dieta.
Celiaquía, tiroides y avena
La avena, de por sí, no contiene gluten de manera natural, pero sí que puede ser contaminada con gluten durante su procesamiento y presentar, así, ciertos riesgos para las personas que padecen de enfermedades relacionadas con la glándula tiroides, debido a la relación existente entre este tipo de trastornos tiroideos y la celiaquía.
Esto es porque la mala absorción de nutrientes que sufren los celíacos es también común entre aquellas personas que padecen enfermedades tiroideas autoinmunes, según han revelado diversos estudios. Por esta razón, eliminar el gluten, lo que incluye la avena no certificada como libre de gluten, también podría ser beneficioso para la glándula tiroides.
Así, si se retira el gluten de la dieta, los pacientes pueden experimentar desde una mejora en la salud intestinal, con una mejor absorción de nutrientes y también una mayor eficacia en el tratamiento con levotiroxina; una reducción de la sintomatología propia de la celiaquía al eliminar el gluten; y una disminución palpable de la inflamación tiroidea.
Como conclusión, podemos decir que el consumo de leche de avena y tiroides no está relacionado, ya que la cantidad de fibra soluble presente en la bebida vegetal no esta elevada como en el cereal completo, por lo que no sería incompatible su consumo con el tratamiento de hipotiroidismo. Debido a esto, podemos constatar que los efectos de la leche de avena e la tiroides no son destacables y que su consumo es incluso recomendado como producto seguro y que la salud tiroidea y la leche de avena no están reñidos.