
Llevamos consumiendo leche miles de años, pero fue durante el siglo XX cuando se comenzó a tratar a este producto para retirar parte de su grasa.
Fue el momento de la aparición de las variedades semidesnatada y desnatada, actualmente las opciones preferentes en nuestro país desde hace algunos años. Las distintas variedades de leche que podemos encontrar en el mercado referidas a su cantidad de grasa determinan las distintas preferencias a la hora de consumirlas.
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¿Qué diferencias hay entre la leche entera, desnatada y semidesnatada?
La diferencia entre estos tres tipos de leche radica en su cantidad de grasa.
Esta viene determinada de manera legal por el Reglamento (CE) nº 2597/97 del Consejo, de 18 de diciembre de 1997. Además de la materia grasa, se puede decir que no existen otras diferencias notables en cuanto a la calidad nutricional de la leche. Sin embargo, es cierto que, al retirar gran parte o la práctica totalidad de la materia grasa de la leche entera, pueden eliminarse también algunos nutrientes como los ácidos grasos, las vitaminas y proteínas que están presentes en la materia grasa.
Leche entera
La leche entera tiene un 3,5 % de materia grasa. Su contenido nutricional es el más amplio, por tanto, es la más recomendada en edades tempranas. Su sabor es el más intenso, aunque su consumo ha ido decreciendo en España desde hace 20 años en detrimento de la semidesnatada.
Leche semidesnatada
La leche semidesnatada contiene entre un 1,5 % y el 1,8 % de materia grasa. Al haberse retirado de manera parcial parte de la grasa ha perdido también parte de sus nutrientes, por tanto, no cuenta con la misma cantidad de vitaminas ni de ácidos grasos que la leche entera.
Leche desnatada
La leche desnatada debe tener como máximo un 0,5 % de materia grasa. Es la más ligera de tomar y la que posee un sabor más liviano. Es la más consumida por aquellas personas que desean tener su dieta bajo control, ya que su aporte graso es mínimo.
¿Cómo se extrae la grasa de la leche?
El proceso de la extracción de la materia grasa de la leche de vaca se produce mediante centrifugado. Conviene reseñar que la cantidad de grasa presente en la leche de manera natural puede oscilar. Por ejemplo, durante el invierno, la cantidad presente de grasa en la leche del animal es mayor que durante el verano. Esa es la razón por la que cuando la leche se procesa, se le retira toda la grasa.
Posteriormente, con la grasa por un lado y la leche totalmente desnatada por otro, es cuando se añade el porcentaje necesario de grasa. De esta manera, se garantiza una correcta proporción de grasa en cada tipo de leche.
Hay que desechar la idea de que la leche entera de vaca que consumimos viene directamente del animal y solamente ha sufrido el proceso de pasteurizado. Al apartar la grasa y volverla a incorporar de manera posterior, se garantiza que cuando estás comprando alguno de los tres tipos de leche, esta cumple escrupulosamente con lo que dicta la normativa, que es de obligado cumplimiento en toda la UE.
¿Cuál es la mejor?
No se puede dar un veredicto unánime sobre cuál es la mejor leche. Sí es cierto que la leche entera es la que posee mayor cantidad de nutrientes y, por tanto, la que proporciona un aporte mayor en cuanto a vitaminas, grasas y minerales.
La decisión de elegir un tipo de leche u otra responde a criterios estrictamente personales, como puede ser el del gusto. A muchas personas no les resulta agradable el sabor tan intenso de la leche entera, razón por la cual se decantan por otras opciones.
Por ejemplo, la leche desnatada es la preferida por aquellos que quieren tener un control sobre su dieta. Sin embargo, la leche entera no tiene una incidencia notable sobre el peso de una persona, que viene determinado por el tipo de alimentación y la cantidad de ejercicio que haga. Se puede ejemplificar de una manera muy sencilla: Es preferible tomar leche entera de vaca y llevar una vida dinámica, que tomar desnatada por cuestiones de salud y llevar unos hábitos de vida sedentarios.
El mercado español ofrece una gran variedad de leches con diferentes propiedades, ya sean de denominación entera, semidesnatada o desnatada.
Además, podemos encontrar leches que han sido enriquecidas posteriormente con algunas vitaminas, un ejemplo muy claro lo tenemos en aquellas que han sido reformuladas con vitaminas A y D.
La leche es un alimento muy completo, y salvo prescripción médica, puede ser consumido sin ningún inconveniente por cualquier individuo. La gran cantidad de nutrientes presentes en la leche hace que tanto ella, como el resto de los productos lácteos, sean un pilar fundamental en nuestra alimentación.
Independientemente de consumir leche entera, semidesnatada o desnatada, siempre nos estaremos beneficiando de un producto que venimos consumiendo desde hace 10.000 años.
El precio de las diferentes leches
Basta con dar una vuelta por cualquier supermercado y observar los precios de la leche para comprobar que van en orden decreciente. La leche entera es la más cara, posteriormente la semidesnatada, y el precio más económico es el de la desnatada. Erróneamente a lo que se piensa, la leche desnatada suele someterse a los mismos procesos que la leche entera. El exceso de grasa que se retira es reutilizado por la industria para fabricar otros productos.
Pero la diferencia de precio no tiene por qué ser un problema, ya que suele oscilar entre dos y tres céntimos por litro. En todo caso, ya hay marcas que ofrecen sus tres variedades de leche al mismo precio, homogeneizando de esta manera su coste y obteniendo ellos un mayor beneficio económico.
Además del precio, la elección de una marca u otra queda restringida a criterios estrictamente de gusto personal. También se están poniendo muy de moda las leches de granjas ecológicas, que, si bien nutricionalmente no presentan ninguna diferencia con las de tipo industrial, sí que se garantiza que el ganado ha consumido pasto y que no se ha sometido a procesos veterinarios con antibióticos. El precio de la leche de las explotaciones denominadas ecológicas suele ser superior a las de carácter más comercial. La elección queda, por tanto, a criterio del consumidor.