Mujer montando nata con unas varillas

¿Qué diferencia a la nata de montar de la nata para cocinar?

Aunque parezcan productos similares, la nata para montar y la nata para cocinar tienen características y aplicaciones culinarias diferentes.

Publicado el: 9 noviembre 2021

Mujer montando nata con unas varillas

El uso de la nata para montar y la nata para cocinar está ampliamente extendido en nuestra gastronomía debido a que aportan textura, cremosidad y sabor a multitud de platos. Se pueden emplear tanto en recetas dulces como saladas, si bien lo habitual es utilizar la nata para cocinar en elaboraciones que no sean postres. 

Aunque en principio la nata para montar y la nata para cocinar puedan parecer similares, lo cierto es que sus usos culinarios varían. En este artículo de Mundo Lácteo analizaremos sus características y te daremos algunas recomendaciones para saber cuál elegir en función de la receta que vayas a preparar. 

Diferencias entre la nata para montar y la nata para cocinar 

Aunque son muchas las personas que tienden a pensar que cualquier tipo de nata puede utilizarse indistintamente, en realidad existen diferencias fundamentales entre la nata para montar y la nata para cocinar. Estos son algunos de los aspectos que las hace divergir. ¡Toma nota! 

Materia grasa 

La principal diferencia entre la nata para montar y la nata para cocinar es su contenido en materia grasa. 

El contenido en materia grasa de la nata para montar ha de ser de entre el 35% y el 38%, que es la cantidad necesaria para conseguir su montado. En el caso de la nata doble o double cream, utilizada principalmente en la repostería profesional, la cantidad de materia grasa puede llegar a alcanzar el 50%. 

Por el contrario, la nata para cocinar se caracteriza por tener una menor cantidad de materia grasa, que suele estar entre el 15% y el 18%, ya que su principal objetivo no es montar. Además, al ser más ligera se integra a la perfección en platos calientes aportando untuosidad y ofreciendo una textura suave y cremosa sin necesidad de batido. 

Textura 

La nata para montar tiene una consistencia mucho más espesa y densa dado su mayor contenido en materia grasa. Una vez batida, el resultado final es una nata aireada, esponjosa y firme, siempre y cuando hayas seguido los pasos para montar nata que te explicamos en este otro artículo. 

En cuanto a la nata para cocinar, esta es más líquida y suave. Debido a que su contenido graso es menor, su textura resulta más fluida y menos densa. Además, este tipo de nata no contiene la suficiente cantidad de grasa para ser capaz de montar cuando se bate. 

Sabor 

La nata para cocinar tiene un sabor ligeramente ácido pero que no llega a enmascarar el sabor del resto de ingredientes con los que se combine, sino que los complementa aportando textura. 

La nata para montar tiende a percibirse como más dulce, principalmente por su mayor contenido graso, a pesar de que la mayoría no contiene azúcares añadidos. Esto se debe a que las grasas, aunque no son dulces en sí mismas, pueden producir que la sensación de dulzura se perciba con más intensidad. 

Composición nutricional 

Ambos productos comparten algunos componentes básicos, pero sus valores nutricionales y su contenido calórico varían de manera significativa por la diferencia de cantidad de materia grasa que presentan. 

El poder calórico de la nata para cocinar es de unas 190 kcal por cada 100 gramos. En esa misma cantidad encontraremos 2,5 gramos de proteínas y 5 gramos de hidratos de carbono. 

La nata para montar, con un 38% de materia grasa, aporta 360 kcal por cada 100 gramos. En cuanto a la cantidad de proteínas, encontraremos 2,7 gramos cada 100 gramos y 1,8 gramos de hidratos de carbono. 

En relación a las vitaminas, la nata para montar es rica en vitaminas liposolubles como la vitamina A, D y E, que están presentes en la grasa de la leche, mientras que en la nata para cocinar la cantidad de vitaminas es inferior. 

Usos culinarios 

Para postres y decoraciones lo más adecuado será optar por la nata para montar. Su contenido graso elevado permite obtener una textura firme, por lo que es ideal para hacer nata montada, mousses, helados y coberturas de pasteles. 

Para preparar platos salados y salsas, la nata para cocinar es la más adecuada puesto que, al tener menor cantidad de grasa, es perfecta para añadir cremosidad sin resultar demasiado pesada. Además, es necesario tener en cuenta que en aquellas recetas que se vayan a cocinar a fuego lento, como una salsa, un guiso o una crema, la nata para cocinar será la mejor opción, ya que resiste el calor sin cortarse ni perder textura. 

En definitiva, si lo que buscas es una textura cremosa en platos calientes, la nata para cocinar será tu aliada. 

Principales características 

En esta tabla resumimos las diferencias clave entre la nata para montar y la nata para cocinar, para que puedas elegir la opción correcta en cada elaboración: 

Características Nata para montar Nata para cocinar 
Materia grasa 35% – 38% 15% – 18% 
Uso principal Repostería y decoración Platos salados, salsas y sopas 
Capacidad de montar Sí, se puede montar No es posible montar 
Estabilidad al calor Se puede cortar al calentar Resiste al calor 
Sabor Suave y dulce Ligeramente ácida 

 

¿Se puede sustituir una nata por otra? 

En algunos casos, es posible sustituir una nata por otra, aunque no siempre será lo más aconsejable:  

  • Sustituir la nata para montar por la nata para cocinar: esta opción no es recomendable, ya que la nata para cocinar no se monta y no proporcionará la misma consistencia espesa que la nata para montar. Sin embargo, puedes usarla en salsas para aportar un toque de cremosidad a platos o salsas frías.
  • Sustituir nata para cocinar por nata para montar: esta alternativa es más viable, pero ten en cuenta que la nata para montar aportará un sabor y una textura mucho más rica y pesada, lo que podría alterar el sabor y la ligereza de platos como sopas o salsas. 

Como hemos visto, aunque es posible sustituir una nata por la otra, debes tener en cuenta que esto puede afectar a la consistencia y al resultado final de tu plato. Por ello, es preferible emplear cada tipo de nata para su función principal, es decir, la nata para cocinar para elaboraciones calientes y la nata para montar para preparaciones que requieran batir o montar. La elección entre una nata y la otra dependerá del tipo de receta que vayas a preparar y del resultado que desees conseguir. 

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