La nata es un ingrediente muy utilizado en la cocina debido a su versatilidad. Pero en ocasiones puede resultar complicado saber qué tipo de nata utilizar para cada plato, ya que la variedad que podemos encontrar en los lineales del supermercado es muy amplia: nata para cocinar, nata para montar, nata ácida…
Saber cuál elegir para cada receta es importante para obtener un buen resultado. ¡Analicemos los diferentes tipos de nata!
Contenidos
Nata para montar, perfecta para repostería
La nata para montar suele contener un porcentaje de materia grasa superior al 35%, alcanzando en algunos casos el 50%, lo que se denomina doble nata o heavy cream.
Está específicamente elaborada con el objetivo de ser trabajada hasta alcanzar una consistencia esponjosa y firme. Con este proceso se añade aire a la crema de la leche para conseguir un ingrediente perfecto para repostería, tanto para decoración como para acompañar algunos postres.
Es habitual dudar si la crema de leche y la nata es lo mismo. En realidad, se trata en ambos casos de la materia grasa de la leche concentrada, solo que también puede denominarse crema de leche cuando es líquida.
Se puede emplear como base en mousses o helados caseros o para dar le un toque especial a cualquier tarta o flan. Incluso es perfecta para acompañar una taza de café o chocolate caliente.
Consejos para montar nata correctamente
Es importante que la nata para montar esté fría, a una temperatura inferior a 5 °C en el momento de montarla, ya que es posible que, si está a temperatura ambiente, no suba. Un truco para que salga perfecta es enfriar los utensilios como las varillas o el bol introduciéndolos unos 20 minutos antes en el congelador. Además, debemos priorizar los utensilios de metal y descartar los de vidrio o plástico, ya que no retienen tan bien el frío.
Al batirla es posible que la nata adquiera un aspecto grumoso. Esto es un indicador de que se ha cortado, separándose el suero de la parte grasa, debido a que se ha batido en exceso. En estos casos es preferible desecharla y volver a intentarlo de nuevo.
Aconsejamos utilizar un bol de gran tamaño para que la nata pueda expandirse mientras se bate y podremos añadir sin dificultad otros ingredientes como el azúcar u otros saborizantes como ralladura de limón, cacao en polvo… e incluso esencia de vainilla para conseguir una deliciosa crema chantilly, un tipo de crema aromatizada habitual en la repostería francesa.
Nata para cocinar
La nata para cocinar tiene menos materia grasa que la nata para montar. En concreto, sobre un 18% de materia grasa en la mayor parte de marcas, por eso suele ser denominada como nata ligera. Al ser menos grasa, su textura es más ligera y líquida, lo que hace que sea muy habitual en elaboraciones saladas, a las que aporta una textura suave y cremosa y, a la vez, realza el sabor.
Cocinar con nata aporta suavidad a los platos. Una de sus aplicaciones habituales es como espesante en algunas recetas, en gratinados o para aportar cremosidad a salsas, cremas, sopas e incluso guisos. Por ejemplo, es imprescindible para conseguir la característica textura de la crema Vichyssoise.
La nata para cocinar también es frecuente utilizarla en quiches, como puede ser la quiche Lorraine, una tarta de origen francés cuya receta puedes encontrar aquí.
Además, es necesario tener en cuenta que la nata para montar se podría utilizar para cocinar, pero no a la inversa.
Nata líquida: ¿cómo prepararla tú mismo?
La nata líquida es simplemente la crema de leche, es decir, esa capa cremosa que se forma en la superficie de la leche entera. Elaborarla en casa es muy sencillo, ya que en tan solo 20 minutos estará lista. Tan solo es necesario calentar la misma cantidad de leche y de mantequilla a fuego bajo y mezclar ambos ingredientes mezclándolos bien. A continuación hay que dejarla enfriar unos 15 minutos en el congelador y ya estará lista una deliciosa nata líquida casera.
Es un ingrediente perfecto para mezclar en bebidas como café, batidos o smoothies, puesto que aportará un extra de sabor y cremosidad. También aportará jugosidad a elaboraciones saladas como risottos, purés o quiches.
Nata espesa para un resultado gourmet
La nata espesa tiene una proporción de materia grasa similar a la nata para cocinar, pero el resultado suele ser un plato con una textura más consistente. Al no ser tan líquida, no rebosa ni se derrama con tanta facilidad por los bordes de la masa, por lo que es perfecta para añadir a rellenos de tartas saladas o empanadas.
Incluso se puede utilizar para preparar masas u otros productos de panadería y confitería. Con este tipo de nata el resultado será de una calidad excepcional debido a que aporta una cremosidad superior, consiguiendo unos platos irresistibles.
Nata ácida, perfecta para salsa y aderezos
La nata ácida también es conocida como crema agria o sour cream. Su nombre hace referencia a su característico sabor con un punto de acidez fruto de la fermentación de la leche, similar al de un yogur griego, pero con una textura más líquida.
Se obtiene después de dejar la leche en reposo entre 24 y 48 horas. En este tiempo, la grasa, debido a su menor densidad, sube a la superficie separándose del resto de componentes lácteos.
El resultado es una crema con un sabor y aroma típicos, habitual en la cocina americana y británica, aunque su uso es cada vez más frecuente en otros países debido a que aporta un toque especial a cualquier plato.
Es habitual utilizar la nata ácida como acompañamiento o condimento. Puede utilizarse como ingrediente en la elaboración de multitud de recetas, como base en salsas o como topping en cremas de verduras, sopas o tacos. Una opción interesante es enriquecer la nata ácida con especias o hierbas frescas y utilizarla para acompañar patatas asadas o verduras con nata ácida.
Además, la nata ácida contiene probióticos para cuidar la salud intestinal, así como vitamina D, vitamina A y calcio. Una buena opción para incluir en cualquier dieta equilibrada.
Propiedades nutricionales de la nata
La nata tiene todas las propiedades de la leche. En primer lugar, es rica en vitamina A, que contribuye a mantener un sistema inmunitario fuerte. También contiene vitamina D, así como minerales como socio, potasio, calcio, fósforo y zinc. Por ello, los beneficios del consumo de nata para la salud son múltiples, tal y como contamos en este post.
Debido a su alta cantidad en materia grasa, es un ingrediente con alto contenido calórico, por lo que es recomendable consumirla con moderación, limitando su consumo de forma esporádica y dentro de una alimentación equilibrada.
¿Cómo almacenar y conservar la nata?
Hace unos años todas las natas debían permanecer en frío para que no se estropearan. Sin embargo, hoy en día, podemos encontrar natas uperizadas que han pasado por un proceso de esterilización a alta temperatura (UHT). Este tipo de natas no es necesario guardarlas refrigeradas hasta el momento en el que se abre el envase.
Cualquier nata una vez abierta, debe almacenarse en la nevera un máximo de 3 días. Además, es preferible no guardarla en su envase original, ya que éste podría acabar llenándose de aire y, por tanto, estropeando el producto. Lo aconsejable es pasar la nata a un envase hermético lo más pequeño posible y guardarlo en la parte más fría del frigorífico, es decir, en la parte inferior.
¿Se puede congelar la nata?
Por otro lado, la nata puede congelarse, aunque no es recomendable hacerlo si posteriormente se va a utilizar para montar. Para descongelarla es necesario pasarla a la nevera. Normalmente tendrá un aspecto similar a una nata que se ha cortado pero esto no significa que esté en mal estado. Simplemente es que se ha separado en dos componentes diferentes: la acuosa del suero de la leche y la grasa. Agitándola recuperará su textura habitual.
Para congelar nata es preferible hacerlo en recipientes herméticos dejando un pequeño espacio para permitir la expansión.
Recuerda que elegir la nata adecuada para la elaboración que vayas a preparar es muy importante para impresionar a tus comensales. Esperamos que este post te haya servido de ayuda para elegir la nata perfecta para tu próxima receta.
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