Propiedades del queso fresco

Propiedades del queso fresco: un pequeño y saludable manjar

El queso fresco es un producto saludable y nutricionalmente muy interesante. Apto para todo el mundo, puede consumirse a diario

Publicado el: 21 mayo 2025

Propiedades del queso fresco

El queso fresco es uno de los lácteos más saludables que puedes incluir en tu dieta. Su sabor suave, su textura blanda y su excelente perfil nutricional lo convierten en una opción ideal para quienes buscan una alimentación equilibrada o practican deporte con asiduidad.

Se trata de uno de los casos más conocidos (como queso de Burgos) de España y su versatilidad le permite acompañar numerosos platos, sean dulces o salados, para hacer pequeños tentempiés saludables.

A lo largo de este post exploraremos desde la elaboración hasta la conservación de este tipo de queso fresco que, si bien no presenta la variedad de sabores o la densidad nutricional de los quesos curados, lo compensa sobradamente gracias a su versatilidad en la cocina y a lo saludable de sus valores nutricionales.

¿Qué es el queso fresco?

El queso fresco es un tipo de queso blando que, para ser elaborado, no pasa por un proceso de maduración. Esto significa que conserva gran parte del suero de la leche, lo que le aporta un alto contenido en agua, una consistencia tierna y un característico color blanco. Una vez comienza el proceso, el producto final estará listo para consumir en apenas unas horas, a diferencia de otros quesos más conocidos que pasan hasta meses en cámaras de secado, ahumado o curado.

El queso fresco se elabora a partir de leche pasteurizada de vaca, cabra u oveja y se puede encontrar en versiones con o sin sal, desnatadas, sin lactosa o con alto contenido proteico. Según sea la materia prima, en este caso el tipo de leche, los valores nutricionales y los matices de su sabor serán diferentes.

Por ejemplo, como vimos en el post sobre leche de vaca vs leche de cabra, esta es la más parecida a la leche materna y es más baja en lactosa que la leche de vaca o de oveja. Por esas razones, un queso fresco de cabra puede ser una opción muy interesante para un niño pequeño, por su mejor digestión.

¿Cómo se elabora el queso fresco?

La elaboración del queso fresco comienza con leche pasteurizada a la que se añade cuajo. Al no pasar por cámaras de maduración, el queso está listo en pocas horas, lo que lo convierte en un producto de consumo rápido. Es importante conservarlo adecuadamente y consumirlo en poco tiempo una vez abierto, ya que su alto contenido de agua reduce su vida útil debido a que se favorece la proliferación de bacterias.

Precisamente por contener todavía suero y no pasar por un proceso de curación, su nivel de sodio y grasas saturadas es mucho menor que en el caso de quesos curados. De hecho, así como para ciertos tipos de queso se recomienda espaciar su consumo y no superar una cantidad concreta diaria, el queso fresco no cuenta con esas limitaciones y se puede consumir a diario.

Propiedades del queso fresco: beneficios para la salud

El queso fresco, como derivado lácteo, contiene muchas de las propiedades de la leche con que se haya elaborado, por eso está cargado de nutrientes esenciales para el organismo en cualquier etapa de la vida, tanto en la niñez por su aporte proteico y probiótico como en edades más adultas gracias a su aporte de calcio, que ayuda a prevenir la osteoporosis y mantener huesos y músculos sanos.

Fuente importante de proteínas

En cada 100 gramos de queso fresco nos encontramos con entre 10-20 gramos de proteínas, según la materia prima empleada. Esto es, estamos ante un alimento altamente proteico, lo que lo hace ideal para personas activas, deportistas y dietas enfocadas en la pérdida de grasa, por su capacidad saciante, o que buscan ganar masa muscular.

Las proteínas del queso fresco, así como las de la leche, contienen todos los aminoácidos esenciales, y ayudan al crecimiento, reparación de tejidos y producción de enzimas y hormonas.

Bajo en grasas

Como no ha sido curado, su contenido de grasas saturadas es reducido (7-10%). Además, actualmente hay disponibles múltiples versiones desnatadas con hasta 0% de grasa. Esto lo convierte en un alimento ligero y saciante, perfecto para mantener una dieta equilibrada.

Rico en calcio

El queso fresco es una excelente fuente de calcio de alta biodisponibilidad, fundamental para mantener los huesos fuertes y prevenir la descalcificación ósea, especialmente en etapas como el embarazo o la menopausia, pero, como dijimos antes, altamente recomendable en cualquier etapa de la vida.

Alto en potasio

Una de las propiedades del queso fresco más relevantes es su alto contenido en potasio, un mineral fundamental para el buen funcionamiento del organismo. El potasio cumple funciones vitales como:

  • Regular el contenido de agua en las células, favoreciendo la hidratación celular y evitando la retención de líquidos.
  • Contribuir al buen funcionamiento de los riñones, ayudando en la eliminación de toxinas y en el equilibrio electrolítico.
  • Estimular el tránsito intestinal, lo que previene el estreñimiento y mejora la digestión.
  • Intervenir en la contracción muscular y en la transmisión nerviosa, dos procesos esenciales para mantener la energía y el rendimiento físico.

Gracias a estas funciones, el queso fresco se convierte en una excelente opción para quienes practican deporte o llevan una vida activa. Consumirlo antes del entrenamiento puede mejorar la respuesta muscular y prevenir calambres, mientras que tras la actividad física ayuda a reponer electrolitos perdidos por el sudor y a recuperar fuerzas.

Aporte de fósforo

¿Sabías que el fósforo es el segundo mineral más abundante en el cuerpo humano después del calcio? Ambos trabajan en conjunto para garantizar una buena salud ósea, pero el fósforo también desempeña muchas otras funciones esenciales que a menudo pasan desapercibidas:

  • Fortalece huesos y dientes: al igual que el calcio, el fósforo es un componente estructural del tejido óseo, lo que significa que ayuda a mantener la densidad y fortaleza de los huesos a lo largo del tiempo.
  • Interviene en la contracción muscular: es más, una deficiencia de fósforo puede provocar debilidad muscular, calambres o fatiga, por lo que su presencia en alimentos como el queso fresco es especialmente beneficiosa para personas físicamente activas o deportistas.
  • Regeneración celular: otra función fundamental del fósforo es su papel en la formación de membranas celulares y ácidos nucleicos (ADN y ARN), esenciales para la regeneración y reparación de tejidos. Además, el fósforo participa en el metabolismo de los carbohidratos y las grasas, contribuyendo a producir y almacenar energía a través de moléculas como el ATP (adenosín trifosfato).

Vitaminas esenciales

  • Vitamina A: que fortalece el sistema inmune, mejora la salud de la piel, el cabello y las uñas, y reduce molestias menstruales.
  • Vitamina B2: que protege las células y ayuda al buen funcionamiento del sistema respiratorio.
  • Vitaminas B9 (ácido fólico) y B12 (cobalamina): esenciales para la salud neurológica y prevención de la anemia.

Probióticos para mejorar la función intestinal

Entre los ingredientes del queso fresco solemos encontrarnos, además de con leche pasteurizada (si no, las mujeres embarazadas no deberían consumirlo) con cuajo y con fermentos lácticos, esto es, probióticos.

Los más habituales son:

  • Lactobacillus acidophilus
  • Bifidobacterium bifidum
  • Lactobacillus casei
  • Lactobacillus rhamnosus
  • Streptococcus thermophilus

¿Cuántas calorías tiene el queso fresco?

El valor calórico del queso es un tema de frecuente preocupación, ya que su nivel calórico tiende a ser elevado en el caso de quesos tan reconocidos y sabrosos como el manchego o el parmesano.

Sin embargo, en el caso del queso fresco, su nivel calórico depende de su contenido graso, pero generalmente aporta entre 100 y 200 kcal por cada 100 gramos. Muy lejos de otros quesos pero, aun así, actualmente podemos encontrar en el supermercado quesos frescos sin grasas, sin sal, especiados, etc.

Valor nutricional del queso fresco

A continuación, te dejamos la tabla de valores nutricionales aproximada del queso fresco:

NutrienteCantidad% IR*
Energía607 kJ / 145 kcal7%
Grasa total8,33 g12%
– Grasa saturada5,186 g26%
– Grasa monoinsaturada2,436 g
– Grasa poliinsaturada0,274 g
Carbohidratos5,41 g2%
– Azúcares0,33 g0%
Fibra0 g
Proteína11,99 g24%
Sal0,33 g6%
Colesterol33 mg
Potasio132 mg7%

 

¿Se puede comer queso fresco durante el embarazo?

Como vimos en el post de alimentación durante el embarazo, la clave a la hora de que una mujer embarazada consuma queso está siempre en si la leche con la que se ha elaborado el queso estaba pasteurizada.

Por lo general, salvo elaboraciones caseras, el queso fresco es seguro para las embarazadas, quienes deben evitar los quesos elaborados con leche cruda o muy húmedos, ya que pueden contener bacterias peligrosas como la listeria. En caso de duda, es recomendable optar por versiones envasadas y etiquetadas como pasteurizadas.

Conservación del queso fresco: consejos clave

Al tener un elevado contenido de agua, es más fácil que las bacterias proliferen en el queso fresco que en un queso curado. Por esta razón, no sólo debemos consumir rápidamente el queso una vez abierto, sino que debemos esforzarnos en su conservación si queremos que dure más tiempo en la nevera.

El queso fresco es un tipo de queso que ya de por sí se debe refrigerar, de manera que siempre lo debemos conservar en la nevera.

Una vez abierto, en buen estado puede aguantar apenas unos días, antes de que su sabor y olor empiecen a cambiar dando muestras de que algo va mal.

Para aumentar su vida útil recomendamos guardarlo dentro de film transparente y e un recipiente hermético, para evitar que entre el aire. A propósito, el queso fresco no se debe congelar, ya que afecta a sus características de sabor, olor y textura.

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