¿Existen riesgos por comer mantequilla en el embarazo?
Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta una gran cantidad de cambios a nivel físico, tanto en el aspecto externo como en el interno. Debido a que la mayor parte de los productos que ingiere una mujer embarazada pasan a través de la sangre hasta llegar al cordón umbilical, que alimenta al feto, existen una serie de alimentos recomendables para las mujeres embarazadas, así como otros que deben estar prohibidos por el daño que puedan causar. Por otra parte, también hay alimentos cuyo consumo debe ser circunstancial.
Tener claras las proporciones y aquellos alimentos que se pueden o no consumir es vital para el desarrollo tanto del futuro bebé, como el de la madre.
En este post, a pesar de que nos centraremos en la cuestión de los lácteos y, en concreto, del consumo de mantequilla durante el embarazo, también repasaremos los cambios físicos que atraviesan las mujeres gestantes y los alimentos que no deben ser consumidos.
Contenidos
El embarazo es incompatible con el consumo de lácteos sin pasteurizar
En lo referente a los lácteos, la mujer embarazada deberá evitar totalmente el consumo de productos derivados de la leche – y la propia leche – que no hayan sido pasteurizados. Recordemos que la pasteurización es el proceso térmico que implica calentar los alimentos a una temperatura lo suficientemente alta (entre 60-85ºC según el producto) durante un periodo de tiempo que va desde unos pocos segundos hasta varios minutos, con el objetivo de matar las bacterias patógenas presentes en la leche, preservando sus valores nutricionales.
Durante el embarazo, uno de los cambios más profundos por los que atraviesa la mujer es la adaptación de su cuerpo para que su sistema inmunológico pueda “tolerar” la presencia del feto. El bebé en formación contiene un conjunto de proteínas provenientes de la herencia paterna que podrían ser calificadas de elementos extraños y atacadas por un sistema inmunológico no adaptado. Esto significa que el sistema inmunológico de la madre suprime parte de sus respuestas habituales, y se vuelve más tolerante antes elementos extraños.
Infecciones virales o bacterianas pueden ser más fáciles de contraer para una mujer embarazada. Esa es la razón por la cual todos los alimentos que consuma deberán estar bien cocinados, para asegurarnos de que la cantidad de patógenos que pasan al tracto digestivo de la madre y, por consiguiente, al feto, es mínimo.
Objetivo: evitar la listeria
Si hay una bacteria que debe ser evitada a toda costa, esta es la listeria monocytogenes, que provoca la temida listeriosis, y que es extremadamente peligrosa para la salud del feto.
Esta bacteria puede estar presente en el suelo, el agua, plantas, animales domesticados o silvestres y, lo más preocupante, en los alimentos que consumimos, entre ellos, los productos lácteos no pasteurizados, además de los productos crudos (como el sushi) o aquellos poco cocidos. Este tipo de alimentos representan los principales riesgos alimentarios para las mujeres en estado.
En el caso del embarazo, mientras que la madre infectada de listeriosis podría manifestar síntomas similares a los de una gripe, en el caso del feto, si la bacteria llega a cruzar la placenta, no sólo se podría provocar una infección de la sangre o una meningitis neonatal, sino un parto prematuro o hasta un aborto espontáneo.
¿La mantequilla durante el embarazo, es no es recomendable?
La mantequilla es uno de los alimentos cuyo consumo por parte de las mujeres embarazadas debe regularse debido a su alto nivel de colesterol. Su aporte vitamínico en forma de vitaminas de los grupos A y D es beneficioso para el correcto desarrollo del feto, en concreto, para su sistema inmunológico, visión y el crecimiento óseo.
Por lo tanto, la mantequilla, como decíamos, siempre y cuando sea pasteurizada, comporta tanto beneficios como inconvenientes para las mujeres embarazadas. Si bien su aporte vitamínico es importante para el feto, su alto nivel de grasas saturadas nos hacen recomendar que su consumo sea moderado.
El consumo de grasas saturadas favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares, la obesidad, procesos inflamatorios, una peor absorción de otros nutrientes e incluso hay estudios que relacionan su elevado consumo con partos prematuros y bajo peso al nacer.
En cualquier caso, recalcamos, su consumo moderado resulta beneficioso tanto para la madre como para el desarrollo del feto.
Estos son los lácteos que debe consumir una mujer embarazada
Teniendo en cuenta que lo principal es que el producto lácteo que vaya a consumir una mujer embarazada debe haber sido pasteurizado sí o sí, estos son los productos derivados de la leche que se recomienda consumir:
- Leche pasteurizada: la leche pasteurizada, además de ser segura, es la principal fuente de calcio de nuestra dieta. Adicionalmente, es rica en vitamina D y en proteínas, nutrientes esenciales para la salud ósea tanto de la madre como del feto y su desarrollo.
- Mantequilla (con moderación): en cantidades adecuadas, la mantequilla puede proporcionar ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles, como la vitamina A y D.
- Yogures: los yogures son uno de los productos estrella de nuestros frigoríficos. No sólo son una gran fuente de calcio, sino también son ricos en proteínas y probióticos que conforman nuestra salud digestiva.
- Quesos duros (conservados en el frigorífico y evitando la corteza): los quesos duros suelen tener una menor cantidad de bacterias que los quesos frescos. Aun así, es necesario conservarlos en el frigorífico y evitar comer su corteza.
- Quesos frescos: los quesos frescos son ricos en calcio y proteínas y pueden suponer un buen aporte a la madre y al feto siempre y cuando hayan sido elaborados con leche pasteurizada
La mujer embarazada deberá evitar…
Las mujeres embarazadas no deberán realizar ninguna dieta durante el embarazo. La prioridad será mantener una dieta equilibrada y con la variedad suficiente como para cubrir todas las necesidades nutricionales que demanda la nutrición prenatal. Algunos nutrientes, sin embargo, sí que necesitan suplementación, como son el ácido fólico, el yodo o el hierro.
Algo que se deberá evitar serán las comidas abundantes. Aquellos alimentos susceptibles de provocar acidez o que provocan digestiones pesadas son más difíciles de llevar cuando una persona está embarazada. Es preferible optar por grasas saludables y comidas ligeras y ricas en fibra.
Bonus track. Estos son los alimentos prohibidos durante el embarazo
Ahora bien, sí que hay una serie de alimentos prohibidos durante la gestación. Tanto para la salud del feto como para la salud materna durante esta etapa, por los motivos explicados antes, la mujer embarazada deberá evitar comer:
- Leche cruda
- Derivados lácteos sin pasteurizar
- Pescados con alto contenido de mercurio. Generalmente, aquellos que son grandes y depredadores, como el tiburón, la caballa real o el pez espada. El mercurio puede afectar al desarrollo del sistema nervioso del feto
- Mariscos crudos o poco cocidos, porque pueden contener bacterias, parásitos o virus potencialmente peligrosos, como la salmonela o la toxoplasmosis. Por las mismas razones, la carne poco hecha debe evitarse
- Embutidos y otros productos cárnicos procesados, tanto por los aditivos y grasas saturadas, como por la posible presencia de listeria
- Hígado y otras vísceras. El hígado es una fuente muy importante de vitamina A, que es beneficiosa para el desarrollo del feto, pero no en grandes dosis. La hipervitaminosis A puede afectar tanto al hígado del futuro bebé como provocar deformaciones y retraso en el crecimiento
- Cafeína y tenía. Aumentan el riesgo de aborto espontáneo. Uno de los principales consejos para embarazadas es bajar la ingesta de cafeína hasta un máximo de 200 mg por día, que es el equivalente a dos tazas.
Por supuesto, no debe consumirse alcohol, ni tabaco ni estupefacientes.
Como has podido comprobar, hay una serie de alimentos que no se deben consumir o que deben ser consumidos con moderación, entre ellos, la mantequilla, durante el embarazo. Los lácteos, por supuesto, jugarán un papel importantísimo en la salud de la madre y el feto durante el embarazo, aunque deban moderarse algunas cantidades.