Yogur natural.

Consumo de leche fermentada en el embarazo. Todo lo que debes saber

El consumo de productos de leche fermentada, principalmente yogur y kéfir, está altamente recomendado por sus múltiples beneficios para la salud de la madre gestante y el recién nacido, cuyo equilibrio digestivo es crucial en su salud y desarrollo

Publicado: 12 enero 2022 | Contenido actualizado: 24 enero 2025

Yogur natural.
El yogur es un producto lácteo con una alta densidad nutricional.

El embarazo es una etapa en la que el seguimiento de una dieta saludable y equilibrada se vuelve capital en importancia, debido al bebé en gestación y a los requerimientos para su desarrollo y la salud de la propia madre.

En este aspecto, hay una serie de alimentos cuyo consumo no está recomendado o está directamente prohibido por los riesgos asociados, como es el caso de la leche cruda o productos derivados de ella, como algunos quesos.

En este post hablaremos largo y tendido sobre el embarazo y el consumo de productos de leche fermentada, principalmente yogures y kéfir, y cuál es el beneficio que aportan tanto a la madre como al bebé. Los últimos estudios advierten sobre la importancia de este tipo de productos para nuestro organismo no sólo durante el embarazo sino también en la etapa previa y a lo largo de toda la vida.

¿Qué tipo de leche puede tomar una mujer embarazada?

La alimentación de las mujeres embarazadas, como veremos a lo largo del post, es una cuestión de gran importancia y que requiere de asesoramiento médico. Seguir unos hábitos saludables redundará tanto en la salud del bebé como en el de la mujer.

La dieta de la mujer embarazada debe contener una ingesta adecuada de calcio, proteínas, vitaminas y otros nutrientes esenciales para el correcto desarrollo del bebé, además de para afrontar esta etapa tan exigente en lo físico para la mujer.

Durante el embarazo, la recomendación es de consumir entre tres y cuatro raciones de lácteos al día, siempre de productos pasteurizados para evitar posibles intoxicaciones como la listeriosis, que es causada por bacterias peligrosas que no se eliminan sin pasteurización. Este tipo de infecciones pueden provocar complicaciones como abortos espontáneos, partos prematuros o infecciones neonatales.

En cuanto a leches, en España la más común es la leche de vaca, pero también son fáciles de encontrar otras leches como la leche de cabra, de digestión más sencillas para las personas que presentan intolerancia a la lactosa, o la muy nutritiva leche de oveja, que contiene más proteínas, calcio, fósforo y vitaminas A, B y D que la leche de cabra y la leche de vaca. Además, tiene un mayor contenido de grasa, lo que la hace más rica en energía.

Sin embargo, hay un tipo de productos que aportan prácticamente la misma cantidad de nutrientes que la leche, pero además también aportan bacterias vivas (probióticos), que ayudan tanto a fortalecer el microbioma de la madre como a establecer el microbioma del bebé. Hablamos de los productos derivados de la fermentación de la leche, como el yogur, los bífidus o el kéfir.

Qué es la leche fermentada y cuáles son sus propiedades

En Mundo Lácteo ya hemos hablado largo y tendido acerca de los productos fermentados y los probióticos. La leche fermentada es un producto derivado lácteo que se obtiene mediante la fermentación bacteriana de la leche, utilizando bacterias beneficiosas como Lactobacillus y Streptococcus.

Este procedimiento es el que se sigue para la preparación de yogures, kéfir o bífidus, y supone, mediante un proceso de acidificación, la descomposición de la lactosa – razón por la que las personas con intolerancia a la lactosa pueden consumir yogures – y poblar la leche de una gran cantidad de materias vivas que pasarán a alojarse en nuestro cuerpo, facilitando nuestra digestión.

Así, tendremos que los nutrientes de la leche se mantienen, pero además se han sumado millones de bacterias beneficiosas para nuestro organismo. Sin embargo, conviene mencionar que gran parte de estas bacterias probióticas se pierden cuando el producto resultante se somete a pasteurización.

Nutrientes esenciales en las leches fermentadas

Al igual que ocurre con la leche, las leches fermentadas, y cuando decimos leches fermentadas hablamos de yogur y kéfir, principalmente, son excelentes fuentes de nutrientes durante el embarazo, e incluso en la etapa previa.

Vitaminas y minerales

La leche, como vimos en leche: qué es, origen, características e información nutricional es una fuente importantísima de vitaminas B2, B12 y del grupo D, liposolubles, que se sintetizan mejor con la grasa de la leche. En este punto conviene destacar que, contrario a la creencia popular durante muchos años, el consumo de lácteos, incluso enteros, ha demostrado ser, aunque en un grado bajo, un protector contra las enfermedades cardiovasculares.

Por esa razón, salvo en el caso de prescripción médica, no existe una prohibición o una recomendación concreta de que el lácteo consumido sea bajo en grasas, desnatado o entero. De hecho, las vitaminas liposolubles son más efectivas en los productos enteros.

Al mismo tiempo, su contenido de minerales como el calcio, el fósforo o el magnesio es excelente, y son importantísimos para el desarrollo del bebé y la salud de la madre.

Mención especial: el calcio

Uno de los minerales más importantes durante toda la vida, pero especialmente durante el embarazo es el calcio, mineral más abundante en el cuerpo humano y responsable no sólo de la buena salud de huesos y dientes, sino también responsable del funcionamiento muscular y de la formación de tejidos corporales.

La ingesta de calcio durante el embarazo está recomendado que sea entre 1100-1200 miligramos por día, lo que es equivalente a cuatro raciones de lácteos por día, una cantidad ligeramente superior a la recomendada normalmente, y es que durante el embarazo la demanda de calcio aumenta, debido a su importancia en la formación y desarrollo del feto, cuyos niveles de calcio durante el embarazo y en el momento del nacimiento, dependen por entero de su aporte durante la gestación.

Aminoácidos esenciales en la leche fermentada

También son fuente importante de proteínas de alta calidad, ya que la leche y, por consiguiente, sus derivados fermentados, contienen todos los aminoácidos esenciales que nuestro cuerpo necesita – los aminoácidos esenciales son aquellos que nuestro cuerpo no es capaz de producir por sí mismo o en una cantidad suficiente -.

En este sentido, en la leche, por cada 100 g hay 3,3 g de proteínas, mientras que el yogur contiene 8,1 g de proteínas por cada 100 g – debido a la cantidad de leche empleada y a la concentración de las proteínas -. En el caso del kéfir, en 100 g hay, aproximadamente, 3,3 g de proteínas, una cantidad similar a la de la leche, con la ventaja de contener péptidos bioactivos generados durante el proceso de fermentación.

Los lácteos fermentados contienen bacterias que producen vitamina K2 (menaquinona), la cual se asocia con beneficios cardiovasculares. Diversos estudios han mostrado que la menaquinona reduce la rigidez arterial y el riesgo de cardiopatía coronaria.

Además, la deficiencia de vitamina K está ligada a una mayor mortalidad cardiovascular.

El consumo de lácteos fermentados, como queso y yogur, también se relaciona con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, incrementos en el consumo yogur han mostrado reducir el riesgo de cardiopatía isquémica y otros eventos cardiovasculares.

Los probióticos en lácteos fermentados, como el kéfir, también tienen un impacto positivo en la salud cardiovascular al reducir el colesterol LDL y la inflamación, posiblemente debido a las mejoras que produce su consumo en la microbiota, de la que hablaremos a continuación.

Cuándo debemos evitar las leche fermentada en el embarazo

La leche fermentada durante el embarazo es, como hemos visto, altamente nutritiva y recomendable. Sin embargo, hay algunas excepciones a su consumo, que son:

  • Intolerancia a la lactosa muy elevada. Las leches fermentadas todavía contienen pequeñas cantidades de lactosa
  • Personas son un sistema inmune debilitado o que estén llevando un tratamiento con anticoagulantes (la vitamina K puede interferir en el tratamiento) o que hayan salido de un trasplante recientemente y puedan tener riesgo de infección. En este caso deberá seguirse la prescripción médica

El gran aliado de la salud: el microbioma

Las leches fermentadas contienen probióticos, bacterias vivas que colonizan nuestro intestino principalmente, conformando el microbioma, que es el conjunto de microorganismos que pueblan tanto nuestra piel, orofaringe, tracto grastrointestinal, genitourinario y mamario, entre otros. Estas bacterias, de las que hemos hablado en post como sobre los 8 mejores yogures probióticos interactúan con nuestro organismo desempeñando funciones muy importantes en la digestión, pero también a nivel inmunitario, como veremos a continuación.

Entre sus funciones, tenemos:

  • Nutricionales y metabólicas: estas bacterias probióticas ayudan a la absorción y producción de vitaminas, minerales y otros nutrientes
  • Protección frente a bacterias: los probióticos pueden prevenir la población y reproducción de bacterias que pueden proliferar en nuestro sistema intestinal
  • Desarrollo del sistema inmune: la presencia de probióticos en nuestro cuerpo está relacionada con la protección frente a numerosas patologías y enfermedades que pueden llegar a provocar partos prematuros o preeclampsia (elevación de la presión arterial a partir de la semana 20 de gestación asociada a una pérdida de proteínas por la orina).

Microbioma, probióticos y patologías, una relación cada vez más fundamentada

La rotura del equilibrio de nuestro microbioma se conoce como disbiosis. Actualmente, los estudios más recientes han encontrado relación entre la disbiosis y ciertas enfermedades, como patologías intestinales, alergias, asma, trastornos de la piel, candidiasis e incluso problemas bucodentales.

La disbiosis debe ser combatida cuando hay alteraciones de su equilibrio, que suele darse, por ejemplo, en casos de gastroenteritis aguda, o también durante el consumo de antibióticos.

Conviene destacar que aproximadamente el 80% del sistema inmunitario se encuentra en el tejido linfoide, que está asociado al intestino. En el caso de los bebés, si no desarrollan rápidamente una flora intestinal saludable y equilibrada (su formación comienza durante la gestación) se encontrarán con un sistema inmune debilitado y mostrarán vulnerabilidad ante alergias y otras afecciones.

Probióticos, vaginosis bacteriana, parto prematuro y preeclampsia

Dentro de esta relación entre los probióticos, el sistema inmune y el desarrollo del feto, los estudios más recientes relacionan directamente la microbiota vaginal y su buen estado a alteraciones que afectan incluso a nivel reproductivo.

En concreto, los lactobacilos – las bacterias vivas presentes en las leches fermentadas – mantienen en la vagina de la mujer un ambiente ácido que la protege frente a infecciones, asumiendo una función de barrera que impide la adhesión de microbios a las células epiteliales vaginales, protegiendo la mucosa.

Cuando esta microbiota se ve alterada, y proliferan bacterias como Gardnerella vaginales o Prevotella, entre otras, se produce una vaginosis bacteriana, una de las infecciones más comunes en las mujeres durante la edad fértil. Esta infección muchas veces no es tratada, y hay evidencias que la asocian con un impacto negativo en la fecundidad de la mujer, debido a que estas bacterias afectan negativamente al esperma y su implantación en el embrión.

Igualmente, la vaginosis bacteriana aumenta el riesgo de parto prematuro, razón por la cual se sugiere la administración de lactobacillus para prevenir dicha infección y reducir el riesgo de parto prematuro, que se estima es de un 40%.

En lo referente a la preeclampsia, que puede poner en riesgo la salud de la madre y el bebé, se trata de una complicación del embarazo que se caracteriza por un aumento en la tensión arterial y daño en órganos como los riñones o el hígado se sugiere que el consumo de probióticos puede modificar la inflamación del trofoblasto placentario y la presión arterial

Cómo se desarrolla el microbioma intestinal en los bebés

Durante la gestación se encuentran bacterias sanas en el líquido amniótico y la placenta, pero no parecen estar ya presentes en el intestino, cuya colonización comienza durante el parte. Al pasar por el canal del parto, el bebé absorbe las bacterias de las cepas vaginales de la madre y luego con la lactancia, ya que la leche materna refuerza la colonización por su aporte de probióticos, tanto lactobacillus como bacterias propias.

La exposición a estas bacterias y, por consiguiente, la formación del microbioma del bebé, están totalmente relacionados con el estado nutricional, metabólico e inmunológico de la madre, quien transmite estas bacterias.

El equilibrio de la respuesta inmune del bebé y, con ello, su exposición a problemas de piel, de asma, alergias, entre otros, depende de estas bacterias que traspasa la madre, de ahí que su salud intestinal sea óptima especialmente durante el embarazo, el parto, y la duración de la lactancia materna.

Lactobacilos, microbioma y el cólico del lactante

El cólico del lactante es una afección común entre los recién nacidos durante los primeros meses de vida. Su causa es multifactorial, y un sistema digestivo inmaduro puede ser uno de estos factores, ya que investigaciones recientes han hallado recuentos bajos de lactobacilos en un porcentaje elevado de bebés que padecen cólico del lactante.

La ingesta diaria de ciertas combinaciones de probióticos ha demostrado ser beneficiosa para paliar el cólico del lactante y reducir el malestar del bebé.

Derivados de la leche y bebidas vegetales

Hay numerosos derivados lácteos sobre los que puede pender la duda de si son aptos o no durante el embarazo. En este caso debemos tener siempre presente que, ante el caso de cualquier dura, debemos fijarnos y asegurarnos de que el producto ha sido pasteurizado, que es una manera de garantizar la seguridad alimentaria del producto.

Este punto también tiene su controversia en el caso de los yogures, ya que muchos son pasteurizados después de su fermentación, lo que elimina gran parte de las bacterias beneficiosas, así como minerales y nutrientes.

Consumo de leche en polvo durante el embarazo

La leche en polvo se caracteriza por su seguridad alimentaria, y la gran mayoría de leches en polvo han sido elaboradas mediante leche pasteurizada. El propio proceso de deshidratación al que se somete la leche para la elaboración de la leche en polvo también asegura la disminución de la presencia de bacterias y microorganismos que precisamente proliferan en entornos húmedos.

Leche evaporada

Al igual que ocurre con la leche en polvo, la leche evaporada ha sido deshidratada y calentada para ser preparada, a altas temperaturas, lo que aporta seguridad alimentaria y una menor presencia de microorganismos que puedan dañar la salud de la mujer embarazada y el feto. Nuevamente, deberemos cerciorarnos, para mayor seguridad, en si la leche ha sido o no pasteurizada.

Leche merengada

El cuidado debe extremarse con la leche merengada, ya que contiene claras de huevo y azúcar. En el caso de las claras, pueden presentar riesgo de contaminación de salmonelosis, y el azúcar debe ser consumido con moderación ya de manera general, pero con mayor precaución durante el embarazo, sobre todo si la madre está pasando por diabetes gestacional o el médico ha indicado limitar el consumo de azúcar.

H3. Leche condensada

En el caso de la leche condensada, donde nuevamente nos deberemos fijar en si la leche ha sido pasteurizada o no, lo que preocupa especialmente es su elevado nivel de azúcar y su elevado aporte calórico, que hace desaconsejar su consumo durante el embarazo.

Bebidas vegetales para embarazadas

En el caso de las bebidas vegetales y su consumo, deberemos tener siempre presente que su aporte nutricional no es tan completo como el de la leche de vaca, cabra u oveja, que son las más comunes en nuestros supermercados.

En el caso de optar por el consumo de bebidas vegetales, deberemos prestar especial atención a su aporte nutricional y si han sido enriquecidas.

Bebida vegetal de soja, rica en proteínas

La bebida vegetal de soja se caracteriza por su elevado contenido de proteínas, pero no es tan rica en otros aportes, como el calcio y las vitaminas del grupo D. En el caso de apostar por su consumo, la recomendación pasa por buscar aquella bebida vegetal de soja que haya sido enriquecida, precisamente, con calcio y con vitamina D.

Bebida vegetal de almendras, rica en vitaminas y minerales

La bebida de almendras es una de las más recomendadas durante el embarazo, debido a su aporte de vitaminas del grupo B, antioxidantes y minerales como el hierro o el ácido fólico. Es baja en grasas saturadas y entre sus virtudes está la de ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre y favorecer la digestión. Sin embargo, su aporte proteico es bajo en comparación con la bebida de soja o la propia leche de origen animal.

Bebida vegetal de coco, rica en grasas saturadas

La bebida vegetal de coco es una de las bebidas vegetales con mayor cantidad de nutrientes, aunque su presencia sea baja, como vitaminas, magnesio, proteínas, pero también carbohidratos. En muchas ocasiones está fortalecida con minerales y vitaminas. La recomendación para este tipo de bebida es la de la moderación en su consumo debido a sus altos niveles de grasas saturadas y a la presencia, en el caso de muchas marcas comerciales, de azúcares añadidos.

Un momento tan importante como el embarazo bien merece prestar especial atención a la alimentación y al aporte nutricional de una dieta saludable y equilibrada. Si, por ejemplo, por una APLV o por estar pasando un tratamiento que desaconseja el consumo de leche o leches fermentadas, existen otros alimentos como las sardinas enlatadas o las verduras de hoja verde que son muy ricos en nutrientes como el calco. En lo referente a los probióticos, los encurtidos también son una fuente muy importante de estas bacterias que tanto ayudan a nuestros sistemas digestivo e inmunológico.

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